La vecindad de AMLO

Si se es feliz con sólo lo indispensable, ¿para qué nos esforzamos en progresar, en tratar de darles una mejor vida a nuestras familias si vamos a caer en las extravagancias y los lujos?
19/05/2020

"No valdrá medio centavo, pero es linda de verdad", letra de La Vecindad del Chavo, de Roberto Gómez Bolaños "Chespirito".

El apoyo de la población a sus gobernantes pasa por dos conceptos básicos de la vida cotidiana de las personas: la seguridad y la economía.

Si durante la campaña a la Presidencia nuestro hoy líder hubiera prometido el mundo feliz al que estamos llegando: "desde mi gobierno llevaremos al pueblo a alejarse del consumismo, las extravagancias y la frivolidad, en busca del bienestar material y el bienestar del alma de la población, que se consigue viviendo solo con lo indispensable", como lo dijo el pasado sábado, "la felicidad no consiste en obtener bienes, riquezas, títulos, fama, lujos, sino en estar bien con nosotros mismos, con nuestra conciencia y con el prójimo", a lo mejor hoy seríamos infelices porque, posiblemente, buena parte de los poco más de 30 millones que votaron por él no hubieran estado dispuestos a perder las "comodidades" que el trabajo duro de años les ha dado a ellos y sus familias.

Hace una semana, en la conferencia matutina del martes 12 de mayo, López Obrador dijo: "nosotros en general tenemos que buscar la austeridad, comprar lo que necesitamos, no consumir de manera enfermiza, si ya tenemos zapatos ¿para qué más? Si ya se tiene la ropa indispensable, sólo eso; si se puede, tener un vehículo modesto para el traslado. ¿Por qué el lujo? Claro, somos libres, pero ya no es el tiempo en que como te veían, te trataban; ahora es al revés, ve uno a una persona así muy extravagante y hasta se aleja uno".

En mis palabras, si se es feliz con sólo lo indispensable, ¿para qué nos esforzamos en progresar, en tratar de darles una mejor vida a nuestras familias si vamos a caer en las extravagancias y los lujos?

Con muy poco temor a equivocarme, creo que así como yo, buena parte de los que me hacen el favor de leer mis artículos tienen más de un par de zapatos y, posiblemente, ropa que no se han puesto en la última semana, es decir, más de la indispensable.

Una de las grandes virtudes de las encuestas es que nos alejan de la visión parcial que tenemos, ya que ésta se basa en lo poco o mucho que vemos en nuestra vida diaria, y nos permiten acceder a una visión más general, estemos o no de acuerdo con ella.

En la quinta y última Encuesta Nacional sobre Cultura y Prácticas Ciudadanas (ENCUP), realizada por el INEGI y la Secretaría de Gobernación del 17 al 28 de agosto del 2012, se preguntó a 3 mil 750 ciudadanos de todo el país: "si tuviera que elegir entre la democracia y el desarrollo económico, ¿qué consideraría más importante?".

Aunque pareciera muy lejos en el tiempo, sólo basta recordar que si había algún sesgo con respecto a ahora era a favor de la democracia, por dos razones: Peña Nieto acababa de ganar las elecciones con más del 60 por ciento del electorado en su contra y con un derrotado Andrés Manuel, quien señalaba “¡fraude!” sin demostrarlo en los tribunales (como lo sigue haciendo), y en el presente estamos en medio de una crisis económica sin precedentes.

Pese a eso, el 49.9 por ciento consideró el desarrollo económico, el 20.8 por ciento la democracia; el 27.2 por ciento que ambas son igual de importantes.

Creo que hoy sería mucho mayor a ese 49.9 por ciento el que preferiría el desarrollo económico a la democracia.

LA DESIGUALDAD DEL NEOLIBERALISMO

Andrés Manuel López Obrador, a quien de acuerdo a su declaración matutina del viernes pasado querían darle mención honorífica por su tesis de licenciatura "La formación del Estado nacional en México", les fue imposible por que el promedio mínimo requerido es de ocho y el tiene 7.8 "porque fue muy difícil para mí estudiar", nos iluminó el pasado sábado al compartirnos su más reciente ensayo "La nueva política económica en los tiempos del coronavirus".

Es un documento de 30 páginas que parece un resumen (por no llamarlo refrito) de las mañaneras y los informes de gobierno que ha tenido a bien darnos, pero -para ser consistente- hace un mal uso de las gráficas de apoyo.

Una de las cosas que más hice en el tiempo que trabajé en El Norte fue elaborar y/o revisar información gráfica para que fuera clara para el lector. Y había algo que siempre tratábamos de evitar porque podía generar confusión o, peor aún, podía parecer un error: el contenido de la gráfica debería ir en el mismo sentido de la nota periodística.

Obviamente es un material de apoyo muy valioso, la mayoría de las personas recuerdan más una imagen o gráfica que un texto.

Para reforzar su argumento de que el periodo neoliberal acrecentó la desigualdad y que "su falla de origen consiste en pasar por alto que la simple acumulación de riqueza, sin procurar su equitativa distribución, produce desigualdad y graves conflictos sociales", incluye en la página 25 una gráfica del índice de Gini que sirve para medir la desigualdad, va del 0 al 100, donde 0 es perfecta igualdad (todos tienen los mismos ingresos) y 100 la perfecta desigualdad (una persona tiene todos los ingresos y los demás ninguno) y del crecimiento anual del PIB. Y ¿qué creen?, en ese periodo bajó la desigualdad.

La gráfica empieza en el año 1989, primer año del priísta Carlos Salinas de Gortari, y concluye en el 2018, el último del priísta Enrique Peña Nieto; aunque no se ponen los datos, a todas luces se ve una tendencia a la baja, salvo en el primer sexenio.

En el sexenio salinista, el indice Gini habría cerrado donde empezó en 54.3, en el de Zedillo bajó a 52.6, con Fox cayó a 48.9, con Calderón retrocedió a 48.7 y con Peña descendió a 45.4. En total en los últimos cuatro sexenios la desigualdad disminuyó de 54.3 a 45.4, una mejora nada despreciable de 8.9 puntos, un 16.4 por ciento.

Y concluye: "de modo que nada justifica seguir con la misma política económica y continuar manteniendo el término de crecimiento a secas como parámetro básico de medición del desarrollo nacional. Por eso decimos sí al crecimiento, pero con democracia y bienestar; sí al progreso, pero con justicia porque progreso sin justicia es retroceso".

Si quería reafirmar que fue malo para el país el neoliberalismo, creo que esa gráfica demuestra lo contrario: íbamos por el camino correcto.

También afirma que para enfrentar la situación actual y salir rápido de la crisis económica, su gobierno está apoyando al 70 por ciento de las familias con programas sociales y que "al 30 por ciento de la población con mejores condiciones económicas (con) la posibilidad de hacer negocios, obtener ganancias lícitas y progresar sin trabas o ataduras", de apoyos fiscales “ni pregunten".

Por desgracia, creo que sólo alguien que no sea empresario puede asegurar que hoy está en mejores condiciones que el sexenio pasado para llevar a cabo un nuevo negocio o para mantener vivo el que ya tiene.

De la seguridad, por ahora no es necesario hablar, nadie en su sano juicio diría que estamos mejor que en el sexenio anterior.

Muchos crecimos viendo al "Chavo del 8", seguramente nos hizo pasar muchas horas de risas inocentes y de felicidad, pero no creo que seamos felices si "toda nuestra ropa es un auténtico remiendo".

¡Hasta la próxima semana!

ecrespo@mobilnews.mx
 



EDMUNDO CRESPO RUIZ es periodista y economista egresado de la Facultad de Economía de la UANL.

Las opiniones expresadas por el autor no reflejan necesariamente el punto de vista de MOBILNEWS.MX

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