Con las campañas electorales casi a la vuelta de la esquina, una de las posibles prácticas que se verán o escucharán en la cobertura y análisis de las elecciones es clasificar al electorado en distintos subgrupos de votantes.
Algunas de las categorías que se usan vienen de tiempo atrás y algunas otras se derivan de las encuestas. Pero es probable que, si las campañas y las personas que se dedican al comentario político se ponen creativas, podríamos encontrarnos algunas nuevas y más frescas tipologías.
Revisemos algunas de las categorías o tipos de electores a los que suele hacerse referencia en tiempos de elecciones.
VOTANTE DURO. Son las y los votantes altamente probables de apoyar a un partido político o candidato por inercia. El voto duro puede ser partidista o ideológico, pero su característica central es la lealtad hacia una marca o causa política. Conforman la base electoral, o “las bases”, de un partido o movimiento. Los partidos y candidatos cuentan con su apoyo y tratan de no alienarlos con propuestas dirigidas a otros segmentos no tan comprometidos, pero persuadibles.
VOTANTE CAMBIANTE O SWING VOTER. Se refiere a segmentos del electorado que cambian la dirección de su voto de una elección a otra. También se les conoce como party switchers, nombre que les dio el politólogo V. O. Key Jr. en los años sesenta. Su predominancia en ciertos estados de Estados Unidos da pie a la noción de swing states, concepto importante en su sistema de colegio electoral. En México ha habido un relativamente alto grado de volatilidad en una elección respecto a la anterior, o incluso durante las campañas, si se toman las mediciones de encuestas como indicadores confiables de qué tanto se mueven las preferencias antes de los comicios. El voto cambiante suele provenir más del segmento de apartidistas, aunque, de vez en cuando, se observa que algunos partidistas votan por la oposición a su partido.
INDECISOS. Los indecisos son una de las categorías más comunes en la cobertura y análisis de las elecciones, pero es un concepto vago y poco claro. Su origen proviene de la respuesta “no sabe” con la que se clasifica a algunas personas en las encuestas tras hacerles la pregunta de por quién votarían si las elecciones fueran hoy o mañana. “No sabe” parece sinónimo de indeciso, pero es probable que se trate de personas no interesadas en el proceso y de potenciales abstencionistas, de ahí que no empleara el término “votantes” en este caso. Efectivamente hay personas indecisas en su voto que sí acuden a las urnas y que deciden en algún momento durante las campañas o incluso con la boleta electoral enfrente, pero se miden y detectan por medio de otras preguntas, no necesariamente con la de intención de voto.
MOVILIZABLES. El voto no solamente se refiere a la preferencia por una u otra opción política, sino también al acto de acudir a las urnas. Algunas personas son participativas en las elecciones, mientras que otras suelen abstenerse de ir a votar, por diversas razones. Por más que traten de persuadir a unos de votar o de disuadir a otros de no hacerlo, es probable que su conducta sea inmune a los esfuerzos de campañas. Pero la categoría de electores movilizables incluye a aquellas personas cuya decisión de acudir a las urnas sí responde a los esfuerzos de movilización durante las campañas electorales.
DESMOVILIZABLES. Al igual que con la categoría anterior, las campañas pueden tratar de desmovilizar a ciertos electores para reducir el apoyo a alguna de las opciones políticas. La lógica detrás está en que, si no pueden remontar, quizá promoviendo la abstención se puedan emparejar o revertir las cosas. En la literatura del voto, las campañas negativas suelen verse como factor de desmovilización. Apostar a la desmovilización tiene sus riesgos, pero el triunfo de Fox en 2000 se dio, en buena medida, por la desmovilización de amplios segmentos de priistas. En la consulta de revocación de mandato, la oposición y los críticos del Presidente también apelaron a la desmovilización, bajo la idea de “no hacerle el juego”. Hoy la oposición está teniendo dificultades para encender el interés de sus seguidores.
VOTANTES PERSUADIBLES. Entre todas estas categorías de electores puede haber algo de traslape, no todas son excluyentes, pero, al hablar de votantes persuadibles, no me refiero a electores cambiantes o switchers, sino a electores que están atentos a las campañas y a quienes van dirigidos una buena parte de los mensajes, sobre todo con temas divisivos. El concepto lo desarrollan Sunshine Hylligus y Todd Shields en el libro The Persuadable Voter (Princeton University Press, 2008), al cual vale la pena regresar en un próximo espacio, para seguir con esta tipología.