La atenci贸n a la salud mental ha aumentado en los 煤ltimos a帽os, y la concientizaci贸n al respecto suele atribuirse al cambio generacional.
Suele pensarse que las nuevas generaciones han ido poniendo el tema en la agenda debido a que expresan mayores niveles de estr茅s y ansiedad, entre otros aspectos del bienestar emocional.
En el libro La generaci贸n ansiosa (The Anxious Generation), publicado este 2024, el psic贸logo Jonathan Haidt se帽ala que ha habido un declive de la salud mental entre la poblaci贸n adolescente en Estados Unidos y la relaciona, entre otras cosas, con el uso creciente el tel茅fono inteligente.
Pero la llamada 鈥渃risis de salud mental鈥 suele identificarse con las nuevas generaciones independientemente del estudio de Haidt. Algunos emplean la estereot铆pica descripci贸n de 鈥渓a generaci贸n de cristal鈥, y creo que lo hacen injustamente, ya que admitir y enfrentar algunos padecimientos emocionales requiere cierta fortaleza y no la fragilidad que se les atribuye.
En cualquier caso, la idea popular es que esa crisis de salud mental es un problema que enfrentan las generaciones m谩s j贸venes hoy en d铆a.
Pero las encuestas recientes en M茅xico sugieren que ese no necesariamente es el caso, y que incluso la clase social, el nivel socioecon贸mico, puede ser un predictor tan fuerte o m谩s de los padecimientos de salud mental que la edad o la generaci贸n. Veamos.
En la encuesta nacional de El Financiero realizada en el mes de agosto de este a帽o a 530 personas adultas se incluy贸 la siguiente pregunta: 鈥淓n general, 驴c贸mo describir铆a su estado de salud mental: muy bueno, bueno, regular, malo o muy malo?鈥.
Se trata de una autopercepci贸n gen茅rica, pero algunos estudios sobre salud mental sugieren que esa pregunta refleja muy bien las diferencias entre quienes tienen o no tienen diversos padecimientos como ansiedad excesiva o depresi贸n, por mencionar algunos.
La encuesta arroj贸 que 24 por ciento de las personas entrevistadas describi贸 su estado de salud mental como muy bueno y 52 por ciento como bueno, sumando un 76 por ciento que se considera que est谩 en buena forma emocional y mental.
El 15 por ciento describi贸 su estado de salud como 鈥渞egular鈥 y 4 por ciento lo describi贸 como 鈥渕alo鈥, admitiendo tener ciertos padecimientos que la encuesta no especifica a detalle, pero que representan una pl茅tora de posibilidades.
Nadie admiti贸 que su estado de salud mental es 鈥渕uy malo鈥, pero el 5 por ciento restante no respondi贸 la pregunta, dejando abierta la duda de si es falta de conocimiento o una negaci贸n a admitir alg煤n padecimiento.
Seg煤n el sondeo, la edad de las personas entrevistadas s铆 arroja diferencias en la autodescripci贸n de la salud mental: entre el grupo de 18 a 29 a帽os de edad, 67 por ciento dijo bueno o muy bueno, proporci贸n que sube a 75 por ciento entre el grupo de 30 a 49 a帽os, y hasta 79 por ciento entre los de 50 a帽os o m谩s.
Pero no es el grupo m谩s joven el que destaca en la autodescripci贸n 鈥渕ala鈥 de salud mental, sino los de 30 a 49 a帽os, en su mayor铆a millennials. El 8 por ciento de quienes tienen 30 a 49 a帽os dijeron que su estado de salud mental es malo, frente a 2 por ciento del grupo de 18 a 29 y 3 por ciento del grupo de 50 o m谩s.
Pero lo m谩s interesante que arroja la encuesta no es esta diferencia por edades, sino por clase social. Entre quienes se describieron como clase media, 88 por ciento describi贸 su estado de salud mental como bueno o muy bueno y apenas 1 por ciento como malo, mientras que entre las clases bajas 68 por ciento dio una valoraci贸n positiva y 7 por ciento negativa. La diferencia por clase social es tan notable como la que arroja la edad.
Y eso se refuerza en la escolaridad: el porcentaje que valora positivamente su salud mental alcanza 69 por ciento entre quienes reportaron tener una educaci贸n b谩sica, y sube a m谩s de 80 por ciento entre los de educaci贸n media y superior.
Estos datos se帽alan que la salud mental no es solamente un aspecto relacionado con la edad o la generaci贸n; hay que voltear tambi茅n a las diferencias socioecon贸micas y de clase social.