Esta semana, la joven activista sueca, Greta Thunberg, acaparó los reflectores con su discurso en las Naciones Unidas, donde hizo un duro llamado a los líderes mundiales a tomar acciones para combatir el calentamiento global.
El discurso tuvo reacciones encontradas y muchas de ellas se centraron más en Greta que en el cambio climático per se. Las palabras y el estilo de la joven dejaron una impresión favorable entre algunos, quienes destacaron su claridad, su fuerza y su determinación. Sin embargo, también hubo quien la vio con rechazo o desdén, abriendo una escala de calificativos desde “pesimista” hasta “catastrofista”, por mencionar algunos.
La activista pudo haber causado controversia, pero parece haber tenido éxito: Greta no pasó desapercibida, su discurso incomodó a muchos en un tema cuyo objetivo es, precisamente, incomodar, concientizar y tratar de sacar a los gobiernos y a las sociedades de su zona de confort. La frase “How dare you...” que Greta lanzó, puede resultar incómoda; en su momento quizás también lo fue aquella de “I have a dream...”, cada una, por supuesto, en su época y su problemática respectivas. Son frases que quedan como marcas contra el estatus quo.
Combatir el calentamiento global no parece un asunto menor y seguramente implica cambios fundamentales en la organización social y económica que no todos estarían dispuestos a adoptar. Además, no toda la gente está convencida de que el calentamiento global sea un problema real. En el debate público, por encima de propuestas alternativas para combatir el cambio climático, destacan las posturas encontradas acerca de si éste existe o no.
¿Hasta qué punto los mexicanos creen o no creen en el calentamiento global y el cambio climático? La encuesta nacional que hicimos en El Financiero el pasado mes de agosto, a 824 entrevistados adultos, incluyó una pregunta al respecto. Se les pidió a los entrevistados responder qué tanto creen en el cambio climático y el calentamiento global.
Según la encuesta, el 68 por ciento dijo que cree “mucho”, el 19 por ciento “algo”, el 11 por ciento “poco” y el 2 por ciento no cree “nada” en el cambio climático y el calentamiento global. Sumando estas dos últimas categorías, el 13 por ciento de los mexicanos no cree que haya tal fenómeno. En contraste, siete de cada diez entrevistados sí lo creen fervientemente. Agregando, el 87 por ciento cree mucho o algo en el calentamiento global. Un porcentaje alto.
Una encuesta internacional del Pew Research Center hecha en 2018, indica que el 80 por ciento de los mexicanos entrevistados consideraba al cambio climático global como una “amenaza mayor”, el 11 por ciento una “amenaza menor” y el 6 por ciento no lo veía como una amenaza. Esas respuestas ubican a México en la parte alta de una tabla de conciencia climática, ligeramente abajo de países como Francia y España, pero muy arriba de Estados Unidos, donde 59 por ciento de la población entrevistada ve una amenaza mayor, o incluso Suecia, donde el 69 por ciento lo considera así. Según el sondeo del Pew, en Israel, Nigeria y Rusia, ese punto de vista ronda entre 38 y 43 por ciento.
Según la encuesta que hicimos el mes pasado en El Financiero, los más convencidos en México sobre el calentamiento global son los jóvenes de 18 a 30 años, con un 73 por ciento que dice creer mucho. Entre los mayores de 50 años, es 66 por ciento. La escolaridad arroja diferencias más marcadas que la edad. El 85 por ciento de quienes tienen estudios universitarios dijo creer mucho en el calentamiento global, comparado con el 61 por ciento de quienes tienen estudios básicos. Al parecer, el tema del cambio climático encuentra mayor eco entre jóvenes y escolarizados.
Está por verse qué efectos tendrá el discurso concientizador de Greta Thunberg, el efecto Greta. Por lo pronto, el tema amerita abordarse con más detalle en las encuestas. No basta saber el grado de preocupación y conciencia que hay; será importante también abordar temas relacionados con la disposición, la acción y la reacción social ante posibles propuestas que surjan para enfrentar el cambio climático.