El genocidio es la principal condición de posibilidad para que exista el colonialismo de reemplazo poblacional.
Si uno pone en perspectiva histórica el proceso formativo de los Estados Unidos, es claro que el genocidio y la limpieza étnica de la población nativa, indÃgena, hispanoamericana y mexicana, ha sido multisecular, desde el siglo XVII hasta la actualidad.
Para los colonizadores, la existencia de la población nativa es un estorbo. Necesitan erradicarla para conjurar el peligro de que reclame su tierra originaria.
Necesitan borrar su memoria para que ellos, los colonizadores, puedan hacerse pasar por nativos, con derechos sobre la tierra.
Necesitan que no quede nadie que los pueda acusar de sus múltiples e innombrables crÃmenes.
Aquellos pueblos que hemos sido vÃctimas de genocidio o limpieza étnica no podemos competir con las armas de los colonizadores.
No tenemos su capacidad para ejercer la crueldad y violencia infinitas. Tampoco queremos ser unas bestias insaciables de sangre como ellos.
Resistimos a nuestra manera, con nuestras posibilidades, con nuestra dignidad y con el apego indestructible a la tierra y a los ancestros.
No existen las fronteras en nuestras mentes porque nosotros le pertenecemos a la tierra y no a la inversa.
Los colonizadores no pueden matar el aire, la tierra, el agua, la luz, aunque su forma depredadora de ser ponga todo en peligro.
Tampoco van a acabar con nosotros. Seguiremos creciendo como la hierba silvestre, recorriendo nuestro hábitat en extinción como el puma y el jaguar, volando como el polvo de nuestros ancestros.