Carlos Peña

ENROQUE FINANCIERO
El ecosistema en Nuevo León permite que pymes con capacidad de innovación den el salto a startups escalables y se conviertan en proveedores estratégicos de cadenas de valor que están llegando al norte del país gracias al nearshoring.



Cuando se castiga a quien produce, no se está golpeando a “los ricos”: se está asfixiando la fuente de empleo, innovación y oportunidades.


Las redes sociales han permitido la democratización de la voz, pero también han facilitado el envenenamiento del debate público.


Los empresarios deben exigir reglas fiscales claras y sostenibles. Si el gasto desborda la capacidad de pago futuro, los impactos llegarán vía impuestos, recortes o pérdida de competitividad.


Pocas veces se reconoce que es el sector privado quien arriesga capital, talento y futuro. Sin empresarios no hay nóminas, no hay impuestos y no hay innovación.


Según datos recientes, más de 25 instituciones financieras mexicanas entre bancos, casas de bolsa y SOFOMES están bajo revisión o ya fueron sancionadas por deficiencias en sus controles de Prevención de Lavado de Dinero.


Como capital industrial del país y motor del nearshoring, la Ciudad concentra industrias estratégicas: acero, autopartes, electrodomésticos, logística y tecnología.


La Comisión Nacional Bancaria y de Valores, responsable de supervisar a las 3 instituciones señaladas por Financial Crimes Enforcement Network, enfrenta también un cuestionamiento profundo a su supervisión.


En el contexto actual, regiones industriales como Nuevo León adquieren un valor estratégico. Con su cercanía a Estados Unidos, mano de obra calificada y crecimiento en manufactura y vivienda, se convierte en un refugio productivo y logístico.


La escalada del conflcto Irán-Israel no solo significaría una tragedia humana sin precedentes, sino también una reconfiguración completa del orden económico global.


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