Héctor Guerrero

LOS TOCABLES
La ley electoral está más que sepultada, el país está inmerso en una campaña, en una verdadera realidad y narrativa que se nos impone desde el gobierno de Andres Manuel.


Carlos Salinas, cuando ve lo que sucede en la interna de Morena, se le sale una lagrimita de emoción y desde el cielo de los populistas, a Echeverría, Jolopo y de la Madrid, viendo a su muchacho.


Alejandro Moreno es el mejor hombre de AMLO, estando al frente del PRI ha perdido 11 de 12 gobiernos y ha dejado de gobernar a una población de 39,168,973 mexicanos.


La “maestra” ya sabe lo que es el poder, lo que es la corrupción, no pertenece al pueblo ni es del pueblo como les encanta autoproclamarse, la maestra es tan solo un fetiche.


Es un hecho que este gobierno, lo único que ha hecho con la corrupción es alimentarla vorazmente y mejorarla con el cinismo de quien se ríe de las masacres, una corrupción tan abierta, como no se había visto nunca.


Podemos decir sin temor a equivocarnos que México fue uno de los peores sitios para vivir y sobrevivir durante la pandemia y el peor de toooodos los lugares en el país fue nada más, pero nada menos que la CDMX el peor.


Quien defienda a capa y espada esta “revolución moral”, respalda al autoritarismo, a la vez que rechaza cualquier idea diferente, la democracia, y al pueblo al que tanto defiende y del que tanto se sirve.


El mesías lo volvió a hacer, regresó al tercer día y provocó la salida de veneno de sus detractores y la fe ciega que le tienen sus fanáticos. 


La transparencia es un derecho constitucional que hoy AMLO quiere sepultar, quieren hacer sus marranadas como antes a escondidas.


En realidad no son diferentes uno del otro, el interés común de los partidos es seguir viviendo el erario y mantener sus percepciones al margen de la ley.


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