Héctor Guerrero

Imagínense todo lo que no se denuncia por miedo, por desconfianza, porque no hay un Estado que garantice la seguridad, ni siquiera a sus propios candidatos.

Los sobrecostos, los desvíos de recursos y la corrupción en Dos Bocas podrían ser la piedra en el zapato para que Nahle sea gobernadora de Veracruz, más con el pobre trabajo realizado por Cuitláhuac García.

La imposición del Tren maya, incluso desde antes de que arrancara su construcción, recibió siempre señalamientos por parte de pobladores, activistas y especialistas en temas ambientales.

A tres meses de que AMLO se “vaya” nada, absolutamente nada de los números que previó en campaña y empezando a calentar la silla se dieron, nada se cumplió.

Los guerrerenses llevan padeciendo violencia por más de 60 años y, desgraciadamente, no va a parar, no solo tiene que lidiar con los desastres naturales, que también traen consigo sufrimiento, dolor y muerte.

Tenemos un presidente que ha caído en delitos electorales de forma reincidente. Desafortunadamente no se ve que se vaya a detener, pues ya lanzó su gira por todo el país a la par de las campañas.

Hoy no queremos saber cuánto gana Loret, ni quienes son sus amigos ni si tiene casas o departamentos en Miami. Queremos saber cuánto dinero ha recibido Pio y el origen y destino de esos recursos.

Para procurar justicia a los mexicanos el presidente quiere ser los tres poderes.

Hoy los candidatos basan su popularidad en las encuestas, que alaban las que les favorecen y descalifican las que no, en lugar de estar cara a cara con el electorado.

Si bien los candidatos y futuros presidentes eran puestos por sus antecesores, nunca de había visto tanta docilidad y servilismo como el que estamos viendo hoy.