Tengo 74 años, y a la vida le pedí, entre otras cosas que ya se cumplieron, vivir al menos 75, de modo que ya puedo cantar victoria pues, según mi cardiólogo, en la última actualización que me hizo de mi vida útil, ¡ya chingué!
Lo anterior viene a cuento porque, aunque el triunfo de Claudia nos vino a joder un poco más a nuestra democracia, comparada ésta con la que teníamos en mis tiempos juveniles, cuando la oposición a lo más que llegaba era a pintar en las bardas, aprovechando las sombras de la noche: DANSOS PALOMINO, PRESIDENTE.
Eran tiempos de opresión, pero manteníamos puesta nuestra atención, y nuestras esperanzas, en la lucha interna por el poder que se daba en el PRI. Cierto, Gustavo Díaz Ordaz estaba de la chingada, como ahora AMLO, pero también había personajes sensatos como Jesús Reyes Heroles que inspiraban confianza.
Desde esta óptica y mi irrenunciable hedonismo, los invito, a quienes se sienten frustrados porque perdió Xóchitl, a que no se depriman, ¡arriba corazones! No caigan en la tentación de comprar dólares a lo pendejo y menos en irse de México. Seguimos siendo un país de oportunidades y muchas actividades económicas y sociales se mueven sin ser afectadas dramáticamente por el gobierno.
Dejemos tranquilos a los Morenos; créanme que muchos de ellos consideran que AMLO es un pendejo y un pesado lastre ya para Claudia. El mundo tiene sus dinámicas, los mercados entre ellas, y pronto pondrá a Claudia ante su disyuntiva histórica: Con AMLO o con México.
No hagan caso a la abyección que por estos días exhibe Claudia. Les cuento una historia:
Después del derroche y corrupción que caracterizó al gobierno de Miguel Alemán, Don Adolfo Ruiz Cortines, en su discurso de toma de protesta, marcó un enérgico viraje, que claramente representaba una crítica a Alemán. Todavía en el evento, el presidente saliente le reclama al viejo zorro que asumía el poder: “Ese discurso no es el mismo que me enviaste hace dos días”. “Es que hace dos días no era presidente”, le respondió Don Adolfo.
Recuerden: Siempre les dije que votaría y voté por Xóchitl, a pesar de estar rodeada de muchos miserables y pendejos, cosa que se ha corroborado a plenitud ante la derrota.
En consecuencia: ¡No adelantemos vísperas! ¡No descartemos que el triunfo de Claudia sea lo mejor que nos pudo pasar, dadas las opciones! Nos toca estar marginados en las gradas, mientras se dan los ajustes en Morena. Si Claudia recupera la racionalidad (cordura) y busca la reconciliación nacional, yo seguiré en las gradas, pero esbozaré una sonrisa.
