Vaya incógnita la que se presenta con Samuel García, nuestro joven gobernador en Nuevo León.
Para algunos ya está fuera del gobierno, por el juicio político en ciernes, pero el apoyo que está recibiendo de AMLO es más que claro, y hoy por hoy la máxima ley en México es que se haga la voluntad presidencial.
Sobre la situación actual de Nuevo León, las siguientes apreciaciones:
1. Ahora que ya muchos están santo oleando a Samuel, él debería hacer un riguroso examen de autocrítica. Entender que apostar más al litigio que a la política, no le ha dado los mejores resultados, y aunque ahora la libre, no es sensato tentar tanto a la suerte.
2. Dios le acaba de resolver a Samuel uno de los principales problemas, que es el abasto de agua, aunque algunos alucinados afirman que estas benditas aguas nos las envió AMLO (quizá bajo la idea de que AMLO y Dios son casi lo mismo, Dios abajito).
3. El tema de inseguridad, aunque complicado, es claro que está siendo atendido (la gente valora los esfuerzos, no solo los resultados).
4. Hay muchos otros temas, pero el más grave es el político. Sus contrapartes se quejan de que acuerdan cosas con él y no las cumple. No sé si todavía le alcance el tiempo para buscar acuerdos, pero debería ser muy cuidadoso, en caso de tener otra oportunidad, de ser escrupuloso en el cumplimiento de acuerdos. ¡Siempre será preferible un mal arreglo que un buen pleito!
5. La mortandad de políticos que muy jóvenes alcanzan el éxito es bastante grande. Pero como diría Winston Churchill, en política te pueden matar más de una vez.
¡Así las cosas compañeros!