Quienes tenemos décadas como observadores interesados en la política, difícilmente nos podemos sorprender de las formas y de los fondos del quehacer político.
Cuando nos asomamos al pasado vemos que muchas cosas se repiten, (algunos despistados sostienen la fantasía de que todo lo que vivimos ya ocurrió), y muchas veces, como agudamente afirma Carlos Marx, complementando a Hegel, en el “18 Brumario de Luis Bonaparte”, la primera vez como tragedia y la segunda como farsa.
Hoy, justo hoy, estamos viviendo un claro fraude electoral por todas las intromisiones ilegales de los funcionarios de la 4T en los procesos electorales, que están siendo coronadas, el día D, por compra de votos de las que ya circulan testimonios, y conceptos como el “desayunismo político”, que en el pasado se tipificó como delito electoral, ahora ampliado a “comidismo político” , porque los Morenos de AMLO, generosos como son con los pobres, ofrecen desayuno y comida.
En la vida cada quien centra la atención en lo que le da la gana, o en los imperativos que sus complejidades psiquiátricas les imponen; algunos se indignan ante estas incongruencias de un personaje que se desgañitó gritando fraude por lustros, y ahora se abraza al fraude, como grueso clavo ardiente, como su única opción para mantenerse en un poder, que se ha caracterizado por no poder.
En mi caso prefiero divertirme, las farsas son divertidas, y esa que señala Marx, cuando al referirse a Luis Bonaparte destaca el hecho de que fueron las circunstancias y las condiciones, las “que permitieron a un personaje mediocre y grotesco representar el papel de héroe”, inevitablemente me conduce a nuestro AMLO y su pretendida heroicidad. Nuestro Amado Líder, siendo también mediocre y grotesco, como bien sustenta Diego Fonseca, también se hizo del poder por las circunstancias de resentimiento, no por sus cualidades o talentos políticos tan ausentes, como claramente acreditan los resultados de su gobierno en prácticamente todos los indicadores de gestión.
Así las cosas compañeros, así como Porfirio Díaz, en 1871, en su “Plan de la Noria” condenó la reelección de Benito Juárez, para luego convertirse en sinónimo de reelección, así nuestro AMLO, que luchó contra el fraude electoral, hoy depende de éste, para que sus pobres subsidiados le cumplan en las urnas.
Torna vincitore el fraude electoral, después de su breve ausencia.
Libertad, igualdad, fraternidad y racionalidad.
