Pues nada, amigos, que fui seleccionado por el INE para ser escrutador en una casilla el domingo 10 de abril. Ese día, como sabemos, se llevará a cabo la consulta sobre la revocación de mandato en torno a la figura del Presidente de la República, y será mi responsabilidad llevar la cuenta escrupulosa de los votos válidos y los nulos.
Lo haré con mucho gusto, pues lo considero parte de mi deber cívico. Peleamos por los derechos, es verdad, pero no se trata de sacarle la vuelta a las obligaciones cuando el deber llama y el Instituto Nacional Electoral (INE) nos convoca.
Me gustó la buena disposición de quienes acudimos a un simulacro de votación para capacitarnos en los detalles del manejo de una casilla electoral. Nos atendieron muy bien los representantes del INE y no dudo en decir que hablo por todos los ahí presentes al afirmar que nos sentimos buenos ciudadanos, al cumplir con lo que nos toca aportar para que la democracia mexicana siga viva.
Se me despejaron durante el simulacro varias dudas y telarañas que traía en la mente sobre la revocación de mandato. Ya había decidido asistir y votar desde antes de que me llegara la invitación del INE, pero ahora reafirmé esa decisión.
Van mis razones: la revocación de mandato llegó para quedarse como instrumento al servicio de los ciudadanos. Nadie nos llame ingenuos (u otras cosas peores) por considerarlo así, un instrumento valioso que poco a poco, como sucede con las cosas en México, irá cobrando importancia y pondrá a temblar a muchos gobernantes.
Si hoy no estamos de acuerdo con esta consulta de revocación de mandato en particular; si la consideramos onerosa en gastos y manipulada por el Presidente López Obrador y su partido Morena, no por eso voy a desechar, sin más, la oportunidad de manifestar mi opinión sobre su gestión como gobernante y, lo más importante, dar mi apoyo a la revocación de mandato como herramienta de los ciudadanos.
Respeto a quien piense lo contrario, por supuesto, pero también pido el mismo respeto a mis opiniones. El 10 de abril es el prestigio del INE el que también estará en juego y mi participación, un granito de arena, ayudará a cimentar el buen prestigio del que goza nuestro (sí, nuestro, de los ciudadanos) instituto electoral que ya lo quisieran muchos otros países para un día domingo.
No nos quebremos mucho la cabeza. Si la intención de AMLO y los morenistas es utilizar el ejercicio cívico del 10 de abril a su favor, es probable que lo consigan ese día, pero dejarán abierta la puerta para que, mediante ese mismo mecanismo de revocación, llamemos a cuentas a muchos gobernantes.
El tiro les va a salir por la culata, si se me permite esa mexicanísima expresión. Su miopía política no les permite considerar que lo que ganen en el corto plazo, lo perderán en el largo plazo.
Establecer y consolidar en México la figura de la revocación de mandato, con todas las imperfecciones que le veamos en el presente, será un paso adelante para el resto de los ciudadanos en la larga marcha por reivindicar nuestros derechos cuando los gobernantes salen malos y torpes.
Estoy muy entusiasmado porque soy escrutador, me capacité y daré mi mejor esfuerzo el día 10 de abril. Parezco niño con juguete nuevo, pero un juguete muy poderoso que se llama revocación de mandato.
Si usted todavía no se ha decidido a votar o no, lo comprendo muy bien. Yo andaba igual qe muchos hasta que imaginé que, a la larga, la revocación de mandato es un martillo que los políticos ineptos que hoy nos gobiernan han puesto en nuestras manos, pensando que no lo íbamos a usar. Ingenuos ellos (por no llamarlos de otra manera).
Si le sirve mi consejo, ahí va: venga a votar a mi casilla en Monterrey (la 1405 básica, Distrito 10 federal de Nuevo León). Si somos vecinos, bienvenido, yo voy a contar su voto y a cuidarlo; o a donde le toque votar, ahí vaya. No deje su martillo sin usar.
