Terminé de leer “El Rey del Cash. El saqueo oculto del presidente y su equipo cercano”, el libro de la periodista Elena Chávez, y mi primera reacción fue admirar el valor para dar a conocer su testimonio sabiendo perfectamente bien cuál sería la reacción del presidente López Obrador y sus seguidores y conociendo el riesgo inmenso que corre la integridad y la vida de los periodistas en México.
Nuestro país es uno de los lugares más peligrosos en el mundo para ejercer el periodismo, y contra eso mido el valor del testimonio de Elena. Más aún cuando cada día hay indicios de pactos inconfesables entre políticos, militares y narcotraficantes, empezando desde la Presidencia de la República, la cual no se libra de la sospecha.
Con su libro sobre las formas de financiamiento ilícito y las redes de recaudación de recursos públicos y privados para fines electorales de AMLO, la autora da la pauta para que otros periodistas y medios de comunicación independientes avancen sus reportajes de investigación en torno a las personas señaladas.
El periodismo atraviesa un punto crucial en México. La audacia de los reporteros, las incursiones de hackers activistas para obtener información pública que de otra forma no se da a conocer, y los testimonios de observadores de primera línea del Gobierno de la 4T, como el de Elena Chávez, son por el momento el mayor contrapeso a la opacidad del Gobierno, y un golpe a sus pretensiones de honestidad libre de corrupción.
Lo que más me llamó la atención del “Rey del Cash” fue, sin embargo, la historia de desilusión y traición a los ideales que la autora atestiguó a lo largo de los años, tanto en su pareja sentimental, César Yáñez, como en el círculo íntimo de AMLO.
En un pasaje del libro, Elena discute en su departamento con César sobre las evidencias de corrupción y dudosas ligas con el narcotráfico que observa en su pareja y en su entorno, lo toma de la mano y a la fuerza lo pone frente a un espejo: “¡Mira en lo que te has convertido”, le dice, “piensas, hablas y te comportas como tu jefe!”, refiriéndose a la degradación de César que no duda en sacrificar ideales, honestidad y a Elena misma, con tal de servir ciegamente a su líder.
A partir del contacto personal con otros políticos cercanos a AMLO que años atrás habían empezado como activistas, estudiantes y voluntarios a una causa social en la que creían de buena fe, su relato es una crónica del desencanto político.
El poder y los privilegios que lo acompañan (“¡Cash, cash, cash!”, lo describe Elena) derribó esos ideales y los fue degradando a una corrupción moral que, en el terreno del servicio público, se proyectó como una corrupción ética del gobierno.
Da fe la autora de la terminación de su relación sentimental con César Yáñez, de la arrogancia y la ambición de poder y dinero de AMLO y sus seguidores, y de numerosas traiciones, encubrimientos y deslealtades que, como en cascada, se derramaban desde la cima a la base de la pirámide.
A la luz del testimonio de Elena, es monumental el fracaso ético de una izquierda en el gobierno que se destapó como una mera máscara, un membrete robado a la tradición progresista de décadas atrás simplemente para llegar al poder y establecer su ánimo destructor. No se mueve por ideales, no se apoya en principios: sus motivos son el poder y el dinero.
Ella misma vivió ese proceso de desilusión con un líder que creía sincero y honesto. Tan difícil como es aceptar que lo que uno admira es un engaño, que el personaje político o la pareja escogida no son íntegros, una vez reconocido el error se puede encontrar la tranquilidad interior y quizá elevar la voz en público.
Al paso de los años, “EL Rey del Cash” y otros libros de reporteros de investigación, además de los testimonios similares al de Elena Chávez que salgan a la luz, tendrán un lugar relevante en la crónica del periodismo mexicano y de la decadencia de la Cuarta Transformación.
Por el momento, corren graves riesgos la integridad física de Elena Chávez y de periodistas mexicanos que hacen su labor con la fuerza de sus convicciones. Luchan contra el poder y la pelea es desigual.
Cuando alguien da su testimonio público sobre personas y eventos corruptos, su prestigio y credibilidad están sobre la mesa, tal como los de su editor, Penguin Random House Grupo Editorial, y el de Anabel Hernández por el prólogo.
Hasta ahora, ninguno de los señalados en su libro ha negado lo relatado ni ha dado su réplica: ¿será que a ellos no les queda prestigio y credibilidad que poner en prenda?