Morenita

Rogelio Ríos

MIRADA AL MUNDO
12/12/2019

Guadalupana, Madre de Dios, una nación entera eleva en tu día sus ojos ante ti, desde su postración, desde su más absoluta desesperanza, desde los siglos de los siglos en que ha vivido, en la Tierra, el infierno inmerecido de su pobreza y de una vida miserable.

Las madres lloran a sus hijos muertos o desaparecidos en el culto a la violencia en que se ha convertido nuestra Patria, prestos sus hombres a empuñar las armas en contra de sus propios hermanos mexicanos, listos para decapitar, violar, abusar del indefenso y a envilecerse hasta el extremo de lo indecible.

No saben esas madres si sus hijos viven o mueren, si sus hombres volverán a casa después de cada jornada, si su espíritu materno otrora inquebrantable, otrora amoroso, terminará hecho pedazos ante el embate de la muerte. Qué triste es la madre que perdió a un hijo, qué hondo su dolor. Tú sabes de eso.

Morenita, diles a los mexicanos que su sufrimiento no será en vano ni sus plegarias desoídas. Extiende tu manto de rosas para cubrir tanta infelicidad, tanta enfermedad que los aqueja, implacable, y lacera sus cuerpos y sus almas.

Diles, desde el Tepeyac, que hay no sólo un mañana prometedor que los aguarda en la otra vida, en donde volverán a encontrarse con los idos, sino que la gloria terrenal es posible, que sus existencias no serán en vano y que podrán encontrar, aquí y ahora, los que creen y los que no, los que obran el bien o perpetran el mal, la dignidad que da una vida sencilla y feliz.

Los mexicanos peregrinan hasta encontrarte, Suprema, no sólo al final del camino que lleva a tu Santuario, sino en cada casa, oficina, taller, panadería o pecho ilusionado en donde te invocan, más que a nadie, porque te saben generosa en tu consuelo, infinita en tu misericordia, dolida también como ellos, afligida por tanto sufrimiento de los niños, de los viejos, de los encarcelados y enfermos.

Dales de tu serenidad una gota, para ellos es suficiente para recobrar el aliento perdido. Pon tu mano sobre sus cabezas, alivia su peregrinar constante por esta tierra que les da pocas alegrías y muchas tristezas. Hazles saber que no han perdido su casa, que México, el genuino y el eterno, vive en sus corazones de gente honesta y trabajadora, que no son esclavos sino amos y señores de sus destinos.

Madre del Divino, abre nuestros corazones, nuestra razón al sufrimiento ajeno, no permitas que vivamos así tan insensibles, tan indiferentes a los clamores de justicia y pan de nuestros hermanos mexicanos, los millones de ellos que han quedado fuera del mínimo nivel de bienestar, los que ven morir a sus hijos y padres de enfermedades, hambre y violencia, los que perdieron la ilusión de vivir.

Alivia también, desde tu morada, al egoísta, al arrogante y al soberbio que en su codicia acapara y quita a los demás el pan de la boca, sálvalo de la condena eterna que acompaña a las malas conciencias, las que nunca encontrarán descanso ni pausa a sus perversos deseos si no abren los ojos. Qué culpa tienen ellos, tú lo sabes, de cambiar la eternidad por unas monedas, insensatos, ¿no escucharon a tu Hijo?

Guadalupana, todo te pedimos, nada te ofrecemos. Buscamos tu consuelo, pero no lo ofrecemos a los demás. Solicitamos tu intercesión, pero no intercedemos por el prójimo. Te amamos, pero no amamos a los otros. Somos hombres y mujeres nada más, hechos del polvo, encadenados a nuestras pasiones, luchando por conciliar la razón y la fe, incapaces de amar plenamente.

Aun así, podrás perdonarnos y escucharnos porque sabrás que no somos malos de corazón, que no anida en nosotros la perversidad ni la crueldad, que acudimos arrepentidos sinceramente ante ti para salvar a nuestra Nación de rodar por el abismo y nosotros junto con ella.

Morenita, hoy y todos los días, ya no pedimos solamente por nosotros sino por nuestros hijos, no pedimos por nuestro presente sino por el futuro de ellos. Escucha estas palabras humildes, oye las plegarias de millones, no nos abandones ahora ni en la hora de nuestra muerte. Amèn.

Rogelio.rios60@gmail.com



ROGELIO RÍOS estudió Relaciones Internacionales y es periodista de opinión sobre México y el mundo.  Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de Mobilnews.mx.

Las opiniones expresadas por el autor no reflejan necesariamente el punto de vista de MOBILNEWS.MX

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