Como analista mexicano, mi primera reacci贸n a partir de los terribles acontecimientos del 7 de octubre (la masacre de israel铆es que hizo la organizaci贸n terrorista Ham谩s) y la reacci贸n extrema del gobierno de Netanyahu al bombardear indiscriminadamente la Franja de Gaza, fue la de presentir una nueva ola de antisemitismo en opiniones expresadas tanto en los medios de comunicaci贸n como en redes sociales nacionales.
No me equivoqu茅, aqu铆 vamos de nuevo. Ah铆 estaba presente, de inmediato, el espectro de comentarios guardados en el caj贸n de quienes los utilizan, como molde, en cada nueva crisis entre israel铆es y palestinos.
Vale decir que algo similar sucede de parte de quienes, en otro caj贸n de sus escritorios, guardan sus comentarios islamof贸bicos para reciclarlos en la siguiente crisis.
El punto es que en el Medio Oriente siempre habr谩 鈥渦na siguiente crisis鈥, pero no cambiar谩n los estereotipos de jud铆os y palestinos en detrimento de opiniones mejor informadas.
Me enfocar茅 en este comentario al antisemitismo mexicano, el cual no naci贸 con esta crisis en Gaza ni se terminar谩 al final del conflicto, cualquiera que 茅ste sea.
Brevemente, el antisemitismo 鈥渆s una cierta percepci贸n de los jud铆os que puede expresarse como el odio a los jud铆os... las manifestaciones f铆sicas y ret贸ricas del antisemitismo se dirigen a las personas jud铆as o no jud铆as y/o sus bienes, a las instituciones de las comunidades jud铆as y a sus lugares de culto鈥, seg煤n la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA, por sus siglas en ingl茅s, www.holocaustremembrance.com).
Adem谩s, 鈥渃on la humanidad marcada por el genocidio, la limpieza 茅tnica y el racismo, el antisemitismo y la xenofobia, la comunidad internacional comparte la solemne responsabilidad de combatir esos males鈥, se expresa en la Declaraci贸n del Foro Internacional de Estocolmo sobre el Holocausto (a帽o 2000).
En el Continente Americano, los estados adherentes a dicha Declaraci贸n son Canad谩, Estados Unidos, Argentina; por su parte, El Salvador, Uruguay y Brasil son pa铆ses observadores, pero todos asumieron el compromiso p煤blico de combatir en sus sociedades el antisemitismo como manifestaci贸n de odio hacia los jud铆os.
Con estos antecedentes, se puede entender mejor que el combate al antisemitismo no sea un tema prioritario en los gobiernos mexicanos recientes 鈥揳 pesar del tama帽o y la importancia de la comunidad jud铆a mexicana- al no participar activamente en la IHRA, por ejemplo, ni lo es en los medios de comunicaci贸n que cubren el conflicto en la Franja de Gaza.
La cr铆tica al sionismo (la pol铆tica del gobierno israel铆 que defiende la existencia del Estado de Israel), cruza sin m谩s al territorio del antisemitismo (el odio a los jud铆os). Es el odio el elemento emocional que nubla la raz贸n y da paso a la insensatez.
La cr铆tica leg铆tima a las pol铆ticas de los gobiernos de Israel hacia los palestinos no s贸lo es justa, sino necesaria en M茅xico: apoyar a Israel no es necesariamente apoyar a Netanyahu, por ejemplo.
Utilizar, sin embargo, el disfraz de 鈥渓a libertad de expresi贸n鈥 (la Primera Enmienda, en el caso de Estados Unidos), 鈥渆l derecho a la r茅plica鈥 o 鈥渆jercer la cr铆tica鈥, para expresar prejuicios, sesgos y odios personales es inaceptable y cierra la puerta al entendimiento.
鈥淟a complejidad del conflicto israel铆-palestino deber铆a convertirlo en un tema ideal para ense帽ar el pensamiento cr铆tico y c贸mo tener discusiones dif铆ciles鈥, nos advierte el profesor Kenneth Stern (del Centro Bard para el Estudio del Odio, Bard College, Nueva York, y autor en 2006 del libro 鈥淎ntisemitims Today鈥).
鈥淓n cambio, se est谩 utilizando como una toxina que amenaza a toda la empresa acad茅mica (en Estados Unidos)鈥, concluye (citado por Michelle Goldberg, en su columna del New York Times del 04/11/2023, 鈥淲hen it comes to Israel, Who decides what you can and can鈥檛 say?鈥).
No renunciemos a las 鈥渄iscusiones dif铆ciles鈥, pero participemos en ellas con opiniones bien informadas y sin sesgos.
Es lo menos que debemos en M茅xico a jud铆os y palestinos en esta hora oscura para sus pueblos.