Dicen que decía Carlos Monsiváis, que en México lo único serio es la lucha libre y, visto lo visto, creo que no le faltaba razón, luego de un par de empujones y unos cuantos bofetones al aire, ahora dicen que hubo más muertos y heridos en el Senado y una situación más grave que la violencia que el crimen organizado genera cada hora en el país.
Gerardo Fernández Noroña, una versión actualizada del Cavernario Galindo, con todo respeto para el Cavernario que ese sí se jugaba la vida cada que subía al ring, se ha comparado con el hermano de Madero, con una mujer violada y con Ciro Gómez Leyva debido al descontón que le propinó Alejandro “Alito” Moreno por no haberle dado la palabra como habían acordado. Noroña es de los que en un sepelio quieren ser el muerto.
En el contexto de un verano peligroso para quienes contendieron con la presidenta Sheinbaum por la candidatura de Morena a la presidencia de la república y luego le dieron la espalda para tomarse la foto con el hijo de YSQ, quizá valga la pena preguntarse si no habrá valores entendidos entre Alito y la primera mandataria.
Como ya se sabe, el líder priista es un político de la vieja guardia que negocia hasta con el diablo si ello es necesario, entonces la pregunta es ¿por qué no negociar con la presidenta Sheinbaum?
Y conste que no digo que Alito haya negociado ANTES del round que se aventó con Noroña, ¡NO!, digo que el round puede ser un guiño a la presidenta por si necesitaba de un pretexto más para quitarse de encima a uno de los que pretende hacer ruido en el 2030. Una forma de decirle a CSP, “por si se ocupa, aquí estamos” ya que ese es el único idioma que entienden algunos, me refiero a los golpes.
Hay maderas que no agarran el barniz y políticos que no entienden el papel que les corresponde en un momento dado, Noroña es de esos, se embelesan con su voz y creen que todo el mundo los está esperando y, peor aún, los aclama, como… bueno, para qué decimos quién.
Varios de quienes disputaron el poder a Sheinbaum y desean volverlo a disputar en 2030, han recibido una zarandeada de padre y señor mío en estas últimas semanas, alguno de ellos hasta siendo involucrado directamente con el narcotráfico como, no digamos su nombre solo sus iniciales, Adán Augusto López Hernández, mientras que otros han sido exhibidos rompiendo con los principios que, dicen, aprendieron en su casa, de niños. Andy, te llaman.
Insisto, la reacción de la presidenta llamando porro a Alito no necesariamente es un no a lo que yo supongo es una oferta del priista, sino una forma de decir, bueno pues tú sabes, yo tengo que decir lo que tengo que decir.
Quizá estemos, espero que mis deseos no me traicionen, en la antesala de un cambio importante en las condiciones políticas. Espero que el cambio sea para bien, aunque como siempre, hay que considerar los sesgos cognitivos a los que estamos expuestos. Como dijo Román Revueltas: Pues eso.
