Inicio mi colaboración de hoy preguntándole ¿cómo se sentiría seguro de salir de su casa en estos tiempos del Covid-19?
En la medida en que tenga una respuesta a esta pregunta es probable que vuelva a sentirse en la “normalidad”, aunque sea en la “nueva normalidad”.
Una de las razones por las cuales nos contamos historias a nosotros mismos y contamos historias a los demás acerca de nosotros, consiste en que deseamos darle racionalidad a un mundo que no entendemos del todo. Sentirnos seguros en él, quizá olvidar los riesgos que todos los días asumimos por el simple hecho de salir de casa o por el simple hecho de vivir.
¿Pensamos por la mañana que nos puede atropellar un auto, que otro puede impactar al nuestro o que una de nuestras venas o arterias puede simplemente fallar en el mecanismo complejo que es nuestro cuerpo?
No lo hacemos, no podríamos vivir si hiciéramos eso día a día.
Asumimos muchas cosas y nos decimos que el mundo es como lo pensamos y que vivimos razonablemente seguros en él.
Por eso las teorías conspirativas son tan populares, nos hacen creer tan inteligentes que controlamos una situación en la cual, según los conspiranóicos como ahora se les dice, alguien que controla el mundo nos quiere engañar con datos falsos, pero nosotros lo descubrimos.
Buscamos racionalidad en un mundo que pudiera no tenerla porque necesitamos sentirnos seguros. Si no nos convencemos a nosotros mismos de que es posible esa seguridad, nuestra vida sería más difícil de lo que es.
Pues bien, en momentos como los que estamos viviendo, también deseamos sentirnos seguros, queremos salir a la calle y sentirnos más o menos tan seguros como nos sentíamos antes del Covid-19.
No hay forma de hacerlo, a menos de que nos convenzamos a nosotros mismos de que es posible la seguridad en estos momentos.
Por ello algunos exigen que se hagan más pruebas, otros exigen que todos usemos cubrebocas y algunos más que no salgamos aún de nuestras casas.
Habría que preguntarnos ¿qué haría que nos sintiéramos seguros?
¿Con cuántas pruebas por cada mil habitantes nos sentiríamos seguros de que no hay posibilidad de infectarnos?
¿Usar guantes y cubrebocas garantiza que no nos infectaremos?
Desde mi punto de vista, la seguridad en ese sentido no existe. Hoy sí debemos ser todos un poco paranoicos y tener las máximas precauciones a nuestro alcance.
Me parece que el problema es que las únicas medidas que han mostrado efectividad, las preventivas, son muy sencillas, lavarse las manos, no tocarse la cara, usar cubrebocas y lentes, mantener la distancia necesaria con otras personas y usar gel desinfectante.
Son tan simples que no nos dan confianza. Deseamos algo más espectacular, impactante, una vacuna, que sería excelente, o un medicamento que impidiera las consecuencias graves del Covid-19.
No los hay por ahora, así es que hay que convencernos de que tenemos de dos sopas y la de fideos ya se acabó.