En una de las últimas mañaneras, el presidente López Obrador salió a “defender” a los mexicanos y principalmente a los pueblos originarios, de los dichos de Xóchitl Gálvez en el sentido de que no existe la misma cultura de trabajo en el norte del país que en el sur.
Xóchitl se queja de que el presidente sacó de contexto su declaración en el foro del Frente Amplio por México realizado en Monterrey y que ella se refirió a que las personas, principalmente las de los pueblos originarios, prefieren trabajos que no impliquen 8 horas encerradas en un “bodegón” o algo así.
Entiendo que Xóchitl salga a defender sus dichos, que se queje de que tergiversaron sus opiniones y hasta que diga que le están haciendo una campaña en contra desde la presidencia, porque eso es parte de su postura como candidata opositora, debe aprovechar todo a su favor o por lo menos intentarlo.
Lo que espero es que en realidad no se crea sus quejas, no porque no sean ciertas, sino porque el hecho de que la ataquen a ella entra en el mismo supuesto que las críticas que ella y todos los que participaron y participan en el proceso del FAM hacen al presidente y su gobierno, es decir, en una campaña, aunque digan que no lo es, se vale eso y más.
Quejarse está bien, creerse las quejas no. Si uno se cree sus propias quejas estaría mostrando que, como se dice de Xóchitl, su experiencia política, poca, podría no alcanzarle para hacer una buena campaña y mucho menos para ganar.
Xóchitl debe entender que cuando se pone a la defensiva, ya perdió, debería recordar aquel debate entre Fox, Cárdenas y Labastida en que las quejas de este último fueron vistas no como otra cosa que una señal de debilidad.
Hasta hace poco, Xóchitl había aprovechado cada dicho del presidente para contraatacar, no para quejarse, hoy, en lugar de haber sacado las declaraciones que Adán Augusto diciendo que “los del sur eran más inteligentes que los del norte” o del presidente insultando a alguien, material seguramente no le ha de faltar, tildarlo a él de quejoso, de que le dijeron lavestida.
En suma, creo que por esta vez le fallaron los reflejos a Xóchitl y entró al terreno que no le conviene, en el que el presidente se siente más cómo y le lleva ventaja, el de la victimización.
Lo peor para ella es que esto apenas comienza y en el futuro ataques como este serán el pan de cada día. El presidente no va a dejar de criticarla, de atacarla, un día sí y otro también, porque ya lo dijo, su labor no es cumplir la ley, sino defender al pueblo bueno y defenderse él, como lo está haciendo, porque dice que tergiversaron sus dichos.
La diferencia entre uno y otro, debería saberlo Xóchitl, consiste en que él tiene el poder y ella no, en que él tiene un peso mayor que el de ella en todos los ámbitos y así y todo ella tiene que jugar, si de verdad quiere tener una oportunidad, si no, no vale la pena desgastarse.
Para quejicas ya tenemos suficientes. Lo siento, el puesto ya está ocupado.