Todo indica que el presidente obtendrá la mayoría calificada en la Cámara de Diputados y estará muy cerca de ella en la de Senadores, con lo cual seguramente logrará cambiar la constitución a su gusto antes de irse, la presidenta electa, Claudia Sheinbaum también ha tomado posición y asegura que es voluntad del pueblo mexicano que, con un 57% de los votos, ellos obtengan el 75% de las curules en la primera y cerca de la mayoría calificada en la segunda.
Ante reclamos como los del Consejo Coordinador Empresarial, el paro de labores de los trabajadores del Poder Judicial y el de muchos actores políticos, el presidente reacciona con insultos y acusaciones de que quienes reclaman quieren que se viole la constitución, cuando no hace mucho decía que a él no le fueran con el cuento de que la ley es la ley y hoy quiere que se interprete esta tal y como él considera que debe ser interpretada. Para él, hoy, la ley, es la ley y lo demás corrupción.
La propia constitución señala que ninguna fuerza política puede tener más de 300 diputados y “Sigamos Haciendo Historia” obtendrá muchos más que esos, ya que se le dará, según perfila el dictamen del INE, una sobrerrepresentación del 18% en su conjunto, mismo porcentaje que se restará a los partidos de oposición.
Ello, pese a que ninguno de los tres partidos que compusieron la coalición, que supuestamente dejó de existir al momento de la votación, cuando el proceso electoral aún no culmina, registró, como lo señala la ley, al menos 200 candidatos propios en otros tantos distritos electorales.
Hace algunos años, quien hoy es presidente de México, acudió a la Suprema Corte de Justicia de la Nación para, precisamente, pedir que se interpretara la constitución en el sentido contrario al que hoy sostiene, ganó su alegato y se sentó un precedente que, oportunamente, quiere que se olvide.
El caso es que seguramente Andrés se saldrá con la suya y concentrará el poder, todo el poder del país es sus manos durante el mes de septiembre y mandará a sus diputados que hagan los cambios que les ordenó hacer, de hecho ya están trabajando en ello, después difícilmente habrá vuelta atrás.
Por supuesto que los cambios constitucionales traerán consecuencias, los mercados ya están avisando, las calificadoras y algunas instituciones financieras mundiales también, lo que seguramente se reflejará de diferentes formas en la economía del país.
Pero como lo dijo el presidente, por encima de los mercados está la justicia y sostener esta postura también tiene costos, ya veremos quienes los pagaremos.
Como lo señalé en mi colaboración anterior, a partir de septiembre ¡agárrese, que es bajada!
