Durante la crisis de la influenza AH1N1 aprendimos que se estornuda en la parte interna del codo, lo cual, dicho sea de paso, no parece un aprendizaje impresionante para una especie como la nuestra, que se precia de ser la culminación evolutiva.
La actual crisis sanitaria, provocada por el Covid-19, nos está mostrando que la economía de mercado puede sufrir mucho si no tiene un crecimiento constante y puede que nos este enseñando lo que sucederá cuando los mercados dejen de crecer.
Ya hay quien festeja la muerte del “neoliberalismo”, aunque a decir verdad su acta de defunción se ve todavía lejana en el tiempo.
Pero consideraciones generales aparte, la pregunta que me hago en estos días es ¿aprenderemos algo de esta crisis? Me refiero a que si como sociedad, o como especie, lograremos aprender algo útil de este experimento social involuntario.
Por lo pronto, ya aprendimos que el miedo, el tedio y la soledad pueden formar parte de nuestras vidas, que no estamos acostumbrados a estar a solas con nosotros. El punto es si después del confinamiento recordaremos estos aprendizajes.
Me parece que como sociedad estamos aprendiendo lo frágiles que somos, lo salvajes que podemos ser. Esas imágenes de gente agrediendo a trabajadores de la salud porque “están infectados” nos muestran también cómo somos.
Como lo muestra el aumento de imágenes y pensamientos religiosos compartidos en las redes sociales durante estos días.
Apenas vamos a entrar en la fase 3 que, supongo, va a ser más restrictiva que la 2, ¿cuál será nuestra reacción a esta nueva realidad?
Nos daremos cuenta de que muchos de nosotros no estamos reaccionando ante las nuevas realidades con pensamientos novedosos, por ejemplo, los políticos ven oportunidades políticas en esta situación, hay hasta quien considera que les “cae como anillo al dedo” para lograr sus objetivos.
Quienes son emprendedores encuentran formas de hacer negocio, quienes se sienten víctimas se victimizan más. Aunque reconozco que hay quienes actúan con generosidad en estos tiempos, pero también que quienes así lo hacen ya eran generosos antes.
Entonces la pregunta que me viene a la mente una y otra vez es ¿aprenderemos algo de todo esto? ¿O simplemente volveremos a la rutina después de que pase el pico de la pandemia?
Por desgracia no estoy muy seguro ni siquiera de que, como en algunos países orientales, aprendamos por lo menos que cuando tenemos gripe, por respeto a los demás, deberíamos usar tapabocas.
Soy un pesimista al respecto.