“Quien no quiere pensar es un fanático; quien no puede pensar es un idiota; quien no osa pensar es un cobarde”, Francis Bacon
Desde el dia 6 de la cuarentena impuesta por las autoridades sanitarias en todo el país, escribo estas líneas para que pensemos en las victimas colaterales del Coronavirus.
La fase dos nos obliga a mantenernos en casa, como la propuesta que hizo Trump, pero en un país como el nuestro, donde más del 60 por ciento de la economía está en la informalidad, en donde la persona que no sale a la calle a buscar su sustento diario, hace la diferencia, sin duda.
Esas personas no pueden quedarse en casa, Alicia Jiménez, comerciante que se dedica a vender en un tianguis, es madre soltera y es el único sustento de su familia.
“Que esto ya se acabe, la mayoría de nosotros vamos al día, yo siento que no se que nos puede matar más, la enfermedad o el hambre”.
Y agregó “de la enfermedad nos cubrimos, ¿Pero del hambre? ¿Quién nos va a decir ten para que comas. Nadie. Yo soy diabética y no quiero salir, Pero tengo que hacerlo porque soy el sostén de mi familia.
Esa es la realidad y es muy penoso escuchar al gobernador de Puebla decir que “los pobres somos inmunes al coronavirus”. Miserable.
No hay evidencias científicas que señalen que los pobres tengan ninguna forma de inmunidad al virus que provoca la enfermedad COVID-19 en todo el mundo.
En nuestro país, o te mata el coronavirus o te mata la cuarentena; aquí no es fácil sobrevivir a una cuarentena cuando la inmensa mayoría de los mexicanos que tienen “la fortuna” de ser asalariados, obtienen un salario de $123 pesos diarios, promedio.
O como doña Alicia, que pertenece a los 30.5 millones de personas trabajan en el empleo informal.
Pagar la luz eléctrica, el gas, la escuela, uniformes, medicinas, transporte, comida, todo eso es imposible aún cuando se cuente con un salario.
En países con economías fuertes, donde cada año crecen en varios puntos porcentuales, sobrellevar una cuarentena es mucho más sencillo, pues se tiene la capacidad de anular los pagos de luz, agua y energía eléctrica, como lo han hecho ya El Salvador y Francia. Allá prefieren no usar las estampitas.
Hoy existen mexicanos que piden se cierre la economía como los Europeos, cuando el 60 por ciento de la población vive de la economía informal que si no trabajan, no tienen ingresos. Ojo, eso es discriminar.
El clasismo y el miedo son y seguirán siendo los factores que dominan la histeria colectiva que ha desatado el Coronavirus.
Y aquí nos enfrentamos a un falso dilema ¿deberían continuar su vida normal aquellos quienes pueden guardarse en casa? ¿O es hora de que se realicen redes de apoyo para los que menos tienen?
Reducir todo a un argumento cuando se está en una posición privilegiada es discriminar al de al lado, es borrar a gente como doña Alicia, es negar su existencia y eso, quizá, es más peligroso que el virus.
Otra de las cosas que tenemos que analizar para lo que viene, es echarle un ojo al estudio publicado por el Health at a glance de la OCDE.
Dicho estudio da cuenta de cuantas camas de hospital por cada 100 mil habitantes cuenta cada país.
Por ejemplo, Japón mil 340, Corea del Sur mil 150, Alemania 830, Rusia 820, Francia 650, Argentina 500, mientras que México cuenta con solo 150 camas, sólo 40 más que Bolivia, que cuenta con 110.
Si doña Alicia cayera enferma ¿Tendría cama de hospital?, la pregunta ofende, por supuesto que no.
De las acciones del gobierno luego de la falta de responsabilidad y sus ocurrencias, que nos tienen sumidos en una crisis económica, cuyas consecuencias empezamos a ver y a sentir, tenemos que rescatar las conferencias diarias para reportar sobre el estado que guarda la nación con respecto al Coronavirus, un espacio donde la ciencia supera la demagogia.
Los epidemiólogos mexicanos, son de lo mejor del mundo, son ellos y solo ellos quienes están de alguna forma conteniendo la crisis, el equipo encabezado por Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud y doctor José Luis Alomía, director de Epidemiología, lo están haciendo bien.
Y digo esto porque si asumimos que una de las labores de un líder es inspirar a la ciudadanía para desarrollar su potencial, marcando beneficios y quiza sacrificios, no necesitamos gente superior que nos guíe. Ni estampitas ni amuletos ni brujerías.
Hoy queremos que los políticos que nos inciten a pensar en nuestra responsabilidad como ciudadanos, como individuos y sociedad para que entremos en acción.
Pero el presidente a veces tiene otros datos otra agenda, obras monumentales, elefantes blancos, otras prioridades antes de anticipar lo que viene.
Amigas y amigos, hoy hay una crisis no solo en México, sino en buena parte del mundo, las crisis se toman por los cuernos, evaluando siempre tomar las precauciones correspondientes, tomar acciones concretas, pero sobre todo contundentes a corto, mediano y largo plazo, pero de acuerdo a nuestra realidad actual, no a la que nos quieren hacer creer que es la realidad.
Hoy la mofa, el ridículo y el culto a la personalidad imperan en las altas esferas de la 4T, como sociedad hemos demostrado que en las adversidades el poder es nuestro.
Cuidémonos, que no nos mate el virus y que no dejemos morir de hambre a los que menos tienen.
Tiempo al tiempo.