En un “no tan inéditoâ€, pero no menos irónico giro de los acontecimientos, la tormenta Alberto dejó a Nuevo León agua almacenada en sus presas para los próximos dos años, según datos de la Comisión Nacional del Agua, y sin embargo, a más de 10 dÃas del fenómeno, una parte de la población del Ãrea Metropolitana de Monterrey aún padece la falta del vital lÃquido.
La Sultana del Norte sufre este amor-odio con la lluvia. A los regios nos encanta el agua, amamos ir a la presa, bañarnos en nuestros rÃos, llenamos las albercas y las playas, pero cada que llueve nuestra infraestructura hÃdrica truena.
Cuando la sequÃa en los hogares se prolonga, inevitablemente culpamos al Gobierno. En redes sociales y grupos de WhatsApp inmediatamente surgen los comentarios polÃticos acusando de incompetencia y corrupción a las autoridades locales.
La furia ciudadana es comprensible cuando percibes el olor del inodoro, no te puede duchar a más de 40 grados centÃgrados y la ropa sucia se acumula en casa. Y tienen razón en culpar al gobierno, pero no solo al actual: la mala calidad, escasa resiliencia y gran fragilidad de nuestra infraestructura es culpa de todos los gobiernos.
Tomemos el caso de Santa Catarina, la zona más afectada por la falta de agua. ¿Hace cuántos sexenios se construyó el sistema Buenos Aires en la Huasteca, para surtir de agua subterránea a ese sector de la ciudad? Cuando instalaron el único tubo que lleva el agua a la ciudad, ¿ya estaba el rÃo ahÃ? ¿SabÃan que periódicamente ese rÃo recuerda que es caudaloso y que arrasa con todo?
Si sabÃan, ¿por qué no instalaron el acueducto a más profundidad o construyeron algún sistema de respaldo?
No es como que la tormenta los haya agarrado por sorpresa, y no me refiero a Alberto. SabÃan que ese sistema es vulnerable y que tarde o temprano eso podrÃa pasar… porque ya habÃa pasado antes.
Entonces sà es culpa de este gobierno que no hizo nada para resolver las deficiencias dejadas por gobiernos anteriores y es culpa de los gobiernos anteriores que no quisieron o no pudieron invertir nuestros impuestos en infraestructura enterrada que no genera votos.
La buena noticia es que la sequÃa después de la tormenta, que también nos dejó varios dÃas sin electricidad, nos enseñó que podemos sobrevivir con mucha menos agua de la que usamos habitualmente.
Las rutinas personales y familiares para optimizar el uso del agua en casa debemos preservarlas e incorporarlas a nuestras rutinas por dos razones: en el corto plazo, este verano se prevén más tormentas y huracanes que pueden revivir el tóxico episodio de exceso de lluvia con escasez de agua; y en el mediano plazo, recordar que la sequÃa sigue ahà y que debemos cuidar el agua siempre.