Hace algunas semanas y, casualmente, en el contexto de las cr铆ticas a la contaminaci贸n provocada por la refiner铆a de Pemex en Cadereyta, impactando el aire que tenemos que respirar los habitantes del 脕rea Metropolitana de Monterrey, comenzaron a surgir cuestionamientos contra las emisiones de otras empresas.
En particular, se帽alaron la contaminaci贸n proyectada por una nueva planta de la compa帽铆a sider煤rgica Ternium, argumentando las declaraciones contenidas en su Manifestaci贸n de Impacto Ambiental (MIA).
Lo que no nos dijeron fueron tres cosas:
1. La MIA es obligatoria para poder obtener el permiso del Gobierno federal para realizar cualquier actividad.
2. Es un acto de transparencia que implica un reconocimiento de los impactos propios y responsabiliza al emisor de los mismos y sus consecuencias.
3. Debe incluir, para obtener el permiso, medidas de mitigaci贸n y remediaci贸n ambiental
Es decir que, si para instalar una planta es necesario talar 100 谩rboles, debes explicar, a satisfacci贸n de la autoridad, d贸nde, c贸mo y cu谩ndo vas a replantarlos, reforestar o reponer los servicios ambientales que proporcionaban, medidas cuyo cumplimiento debe inspeccionar y verificar la Procuradur铆a Federal de Protecci贸n al Ambiente (PROFEPA).
Lo que tampoco te dicen es que toda actividad humana tiene un impacto en el medio ambiente, ya sea instalar una planta o leer estas l铆neas en tu computadora o tel茅fono, incluso los autos el茅ctricos tienen una huella de carbono derivada de la extracci贸n de los materiales con que se construyen, el litio de sus bater铆as, y los combustibles f贸siles con los que se genera la electricidad que las recarga.
Entonces, reconocer los impactos ambientales propios y asumir compromisos para mitigarlos es el camino honesto y responsable para operar de manera sostenible, impulsando el crecimiento econ贸mico, la creaci贸n de empleos y el cuidado del medio ambiente.
Otra cosa que tampoco nos dicen ni transparentan son las MIA de los proyectos del Gobierno, como Dos Bocas o el Tren Maya, ni c贸mo van a mitigar la p茅rdida de flora y fauna, la emisi贸n de gases contaminantes, el cambio en las corrientes h铆dricas, etc茅tera鈥
Tampoco nos informa el Gobierno el resultado de su trabajo inspeccionando y verificando que las empresas cumplan con los compromisos ambientales a los que accedieron para obtener sus permisos de operaci贸n.
Es decir, resulta por lo menos hip贸crita lanzar cr铆ticas a las empresas que invierten e impulsan el desarrollo econ贸mico, y que, de manera transparente reconocen sus impactos y definen acciones de mitigaci贸n, mientras no somos capaces de reconocer y medir los propios da帽os, mucho menos de mitigarlos.
Debemos, eso s铆, criticar a las empresas y proyectos, p煤blicos y privados, que no reconocen su impacto ambiental ni muchos menos proponen acciones de mitigaci贸n.
Como hemos comentado en diferentes ocasiones, la sostenibilidad es tarea de todos, y requiere compromiso, persistencia y transparencia.