En la última semana López Obrador trata de recuperar la agenda de la opinión pública, que es realmente lo que lo mantiene con altos niveles de popularidad, y obviamente, los temas nunca son los que le convienen a México sino a su imagen.
Ha intentado de todo para pasar hacia notas de interiores el homicidio de Estado de 40 migrantes, los miles de millones de pesos saqueados a Segalmex, los embates a la democracia, la inseguridad, el narco estado, o la extensa corrupción en su equipo.
Ha tirado bolas bofas como la carta a Xi Jinping, llamar a una cumbre bananera, defender a Donald Trump de las acusaciones por sobornar a una actriz porno, pero la terca realidad regresa a la corrupción y a la ineptitud de Morena, una y otra vez.
Trató de hacer olvidar el Crimen de Estado, que ahora sí fue (no como Ayotzinapa o la Guardería ABC) derivado de la corrupción del Instituto Nacional de Migración y la negligencia criminal de toda la candena de mando hasta el Secretario de Gobernación.
AMLO sacó del cuarto de los trebejos al chupamedias padre Solalinde, quien sin tener parte en este gobierno y menos en la Secretaría de Gobernación, anuncio como oficial la muerte del INM y la fundación de un nuevo oragnismo, como si eso fuera un acto de justicia.
Otro de los esfuerzos informativos, fue el anunció “una segunda nacionalización” de la electricidad, con la compra de 13 plantas de Iberdrola, pero la información se revirtió en su contra cuando resultó que había muchos prietitos en ese arroz.
Los datos revelaron una empresa privada como beneficiaria, una compra a sobreprecio de plantas viejas y con poco tiempo de vigencia y poca información respecto al trato con Iberdrola, lo que puede convertirse en otro Agronitrogenados.
El miércoles se conoció el secuestro de 23 personas que viajaban en camionetas en Guanajuato y que presuntamente habían sido interceptadas en San Luis Potosi, pero las investigaciones toparon con una red de secuestradores de migrantes.
Más de 100 personas fueron liberadas, la mayor parte migrantes en tránsito hacia el norte del país, lo que regresó al tema a la pésima decisión del gobierno de López Obrador de convertirse en la policía migratoria de Washington.
Y regresó el tema de Segalmex porque la Auditoría Superior de la Federación hizo público que sumando las anomalías detectadas en la Cuenta Pública 2021, el saqueo supera los 15 mil millones de pesos, el doble de la estaba maestra.
Y cuando en el Palacio de los virreyes celebraban que había logrado capturar la presidencia del Instituto Nacional Electoral, resultó que además de los agravios por no dar garantías de certeza, resulta que Guadalupe Taddei no tiene Cédula Profesional.
En su impugnación, Acción Nacional enlistó cinco familiares de Taddei Zavala que trabajan con el gobierno de López Obrador o con gobiernos estatales de Morena, y además ahora tiene que demostrar que la Cédula Profesional presentada a la Cámara de Diputados no es falsa.
Y López Obrador ya tiene su Ayotzinapa, su Odebrecht, su Estafa Maestra, su Casa Blanca, hechos de corrupción que hicieron que Peña Nieto fuera arrastrado en las elecciones de 2018 y López Obrador resultara beneficiario.
Pero aun hay más… Por corrupto que haya sido el gobierno de Enrique Peña Nieto (Y sí que hubo corrupción) nunca intentaron reventar la Constitución para alargar su mandato o refundar al PRI hegemónico, pero AMLO sí lo intenta.
Y mientras distrae a la opinión pública, miles de personas desde Puebla, Tlaxcala e Hidalgo, han sido enviados como residentes a municipios mexiquenses, donde apenas llegando han ido a cambiar sus credenciales de elector.
Vaya, ojalá López Obrador fuera igual a Peña, pero ha resultado mucho peor, y eso ya es mucho decir.
