¡¡¡Huele a gas!!!

Efraín Klériga

ACCIONES Y RAZONES
¿La historia vuelve a repetirse? Nunca segundas satrapías fueron mejores, ni es lo mismo los dos populistas que 38 años después.
09/07/2021

En 1983 el gobierno de Miguel de la Madrid no tuvo más remedio que comenzar a desincorporar empresas públicas y dar marcha atrás a la estrategia económica sostenida 12 años, de absorber cualquier empresa quebrada sin analizar su viabilidad.

El cuento había comenzado con un regaño televisado —un extrañísimo control remoto de una reunión presidencial en ese entonces— en el que Luis Echeverría Álvarez hizo aparecer a los dueños de los ingenios como culpables del precio del azúcar.

El dogma echeverrista dictaba que conservar las fuentes de empleo a cualquier precio, era necesario para la mentada soberanía económica, y mientras crecía el culto a la personalidad, también los cientos de chistes que ponían a LEA como estúpido.

El empleo se conservó, literalmente, a cualquier precio, y, junto con la inflación y el descubrimiento de Cantarell y otros activos petroleros, los datos de crecimiento económico fueron muy altos y hasta hicieron pensar que la economía tripartita petrolizada y la sustitución de importaciones funcionaban.

Pero al asumir De la Madrid la juerga petrolera había terminado de la peor manera: El precio internacional del crudo cayó, la deuda externa parecía impagable (Más de 100 por ciento del PIB) la hiperinflación se desató y las empresas estatales eran un tumor que asfixiaba al aparato productivo y la inversión.

En suma, recibían recursos fiscales 78 paraestatales, 505 empresas de capital mayoritario estatal, y 206 empresas donde el estado tenía participación minoritaria.

Algunas empresas públicas de entonces, como Ferronales o Uramex, vendidas en un peso, representarían utilidad inmediata, porque perdían cientos de millones cada año y eran cuello de botella en su área.

De las empresas públicas, 390 estaban técnicamente quebradas y en las 57 que funcionaban con utilidades se hablaba de desvíos de recursos y en todas la inversión en tecnología era nula y la productividad escasa, mientras que en la recién estatizada Banca Mexicana, términos como desfalco y crédito irregular fueron cada vez más constantes.

Empresas publicas las había de chile, dulce y manteca: Inmobiliarias, fábricas de alcohol, bebidas embriagantes, refresqueras, anuncios en el directorio, agencias de viajes, fábricas de alfombras, mineras quebradas, empacadoras de frutas, fábricas de bicicletas, hoteles, cafeterías, estudios cinematográficos…

También cines, fábricas de triplay, una acerera con maquinaria de principio del Siglo XX; distribuidoras, de telas, de películas, exportadoras de cigarrillos, huleras, textilerías, importadoras, maquiladoras, fábricas de alimentos, panificadoras, pesqueras, empacadoras, radiodifusoras, armadoras de automóviles (muy malos) camiones, y muchos etcéteras.

La lista incluía el Fideicomiso para Película La Sombra del Caudillo que estaba enlatada desde 1961, el Fideicomiso "Premio Literario Internacional Ollin Yoliztl”, que nunca se entregaba; el "Fideicomiso que Tendrá por Objeto la Investigación, el Cultivo y la Comercialización de Hule Natural”; el “Fideicomiso Traslativo de Dominio para la Enajenación de los Terrenos Ganados al Mar en la Instalación del Puerto de Yucalpetén”… ¡Y más!

Y adiviné qué: Un distribuidora de Gas LP… En suma, la demagogia echeverrista tenía su banco del Bienestar, sus gasolineras del Bienestar y su gasera del Bienestar, lo único que no lograron fue bienestar, y el discurso de Toma de Posesión de José López Portillo y el del último informe, pidiendo perdón a los “desposeídos” (Le recuerda a alguien) es prueba clara.

López Obrador está en busca de una dictadura perfecta, pero sin PRI, sin sectores en su partido y con un capitalismo de cuates que hace tiempo comenzó a desquebrajarse, pero él jura que antes de 2024 podrá enmendar la Constitución y permanecer en el poder hasta que Dios diga basta.

Sus obras son puros rebosaderos: La central avionera de Santa Necia lo ha sido, el tren con una estación a un kilómetro del rancho La Chingada, lo será. Igual, el Banco del Bienestar, que no da bienestar y pierde más de un millón de pesos por día.

Pero en cuanto a Pemex que nos cuesta a todos más de mil millones por día y gasolina cara y mala, y la CFE, unos diez millones diarios, son al igual que las proyectadas gasolineras del Bienestar y ahora, la gasera del Bienestar, una pinza para apretar desde la energía y poder asfixiar a las clases productivas.

User007@mxpress.mx



EFRAÍN KLÉRIGA o EFRAÍN KLERIGAN, fotógrafo reportero, articulista desde 1970. Ha sido reportero local y articulista en periódicos y revistas de Ciudad de México, Coahuila, Nuevo León, Chihuahua y Tamaulipas. Como corresponsal ha trabajado con El Norte-Grupo Reforma, y como Stringer de AP, UPI, Telemundo, La Prensa, El Nacional, entre otros.

Las opiniones expresadas por el autor no reflejan necesariamente el punto de vista de MOBILNEWS.MX

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