El año electoral está corriendo y con unos 20 mil cargos de elección popular, de los cuales 629 son federales, unos quieren escalar su carrera política, otros van por impunidad.
No son pocos los desesperados que necesitan un cargo que les otorgue fuero constitucional, al menos para poner un dique entre sus delitos y la prisión, confiando en continuar con mayorías legislativas.
Otros quieren encontrarse con una “Juanita o Juanito” que les deje el cargo una vez que ganen las elecciones, para darle el esquinazo a las cuotas de género.
La lista de los delincuentes impunes en el obradorato es larga, va de los presuntos genocidas, hasta los que tan sólo han cometido peculados o daños patrimoniales por apenas miles de millones.
Hay funcionarios de bajo nivel como Florencia Serranía, aquella que no podía responder preguntas sobre el accidente de la Línea 12, porque ella solamente era la directora.
Y otros “inocentes” como Ignacio Ovalle quien no querrá decir “qué priistas” lo engañaron y cómo fue el mayor quebranto a una dependencia en la historia de un país de funcionarios de uñas largas.
Pelean la candidatura morena a la CDMX el fifí Omar García Harfuch y Clara Brugada la candidata que inventó las “juanitas” cuando Rafael Acosta Ángeles le dio la jefatura delegacional en 2006.
Uno de los dos será la juanita del otro mientras que Hugo López Gatell solamente va en busca de negociar alguna senaduría, diputación federal o lo que sea con fuero porque tiene más de una docena de denuncias.
El apodado “Doctor Muerte” enfrenta acusaciones por delitos que lo llevaría a prisión de por vida, incluso denuncias por genocidio ante la Corte Internacional y otros delitos de lesa humanidad.
López Gatell se prestó a matar enfermos con asfixias presupuestales, mentiras que matan, cortinas de humo, faltas a los procedimientos y más, sólo para lamer la bota de su amo quien ahora deberá defenderlo.
Otro que busca una chamba con fuero es Francisco Garduño Yáñez, comisionado del Instituto Nacional de Migración y culpable de al menos 40 muertes por negligencia.
Y AMLO quien todavía se siente el Jefe, aunque hace tiempo que ya no lo es, piensa que los ambiciosos vulgares en Morena van a acatar lo que él les diga a la hora de pelear los cargos.
Entre lo que está documentado por la poca información de transparencia que se ha filtrado, medio gabinete y Congreso Federal de López Obrador tiene delitos comprobables.
Sólo la diputada federal panista María Elena Pérez-Jaén ha presentado cerca de 75 denuncias por igual cantidad de peculados, quebrantos y faltas de procedimiento en adquisiciones y contrataciones.
Pérez-Jaén ha documentado la complicidad entre el Auditor Superior, David Colmenares y el líder de la bancada de Morena en la Cámara de Diputados, Ignacio Mier Velazco, quien aspira a ser gobernadora.
Mier quien competirá con su primo Alejandro Armenta Mier, Senador Propietario, tiene al parecer muchos millones para su campaña porque ha tapizado Puebla con espectaculares
Y aunque no falta quien piense que la conversa guadalupana Claudia Sheinbaum Pardo va en caballo de hacienda a la presidencia, que espere a los zipizapes en Morena quienes tienen ADN perredista.
La que si no alcanza diputación no tardará en correr es Ana Guevara, quien según Pérez-Jaén no le dio dinero a los clavadistas pero sí se aventó clavados y nado sincronizado por unos 500 millones de pesos.
De las nueve gubernaturas que renovaran en 2024, Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz, Yucatán, Morena difícilmente repetirá en las cinco que tiene.
Chiapas apunta más a guerra civil que a comicios tranquilos, mientras que en Morelos el obradorizado Cuauhtémoc Blanco, ha hecho tan mal papel que casi lo ha entregado al Frente Amplio por México.
AMLO debe tener definida o definido a su candidata porque ya bajó groseramente a Zoe Robledo y Manuela Obrador, pero ahí primero es que pueda haber elecciones.
Dicen que el dedazo presidencial para la senadora Sasil de Léon, pero la presidenta municipal de Tapachula, Rosa Urbina, irá hasta la final porque le urge pues le sobran denuncias por corrupción.
Lo cierto es que las elecciones se le pintan difíciles a la aplanadora Morena, incluso para las diputaciones y senadurías, por lo que la rebatinga es por cargos plurinominales.
El mal humor presidencial muestra que la presión no es poca, y López Obrador es de los que sabe que si no conserva la mayoría en las cámaras y no retiene la presidencia, estrenará celda en una prisión federal.
López Obrador quien ha sembrado insidias por cinco años, que ha demolido la administración pública, endeudado a México y roto la comunicación entre poderes, quiere ahora cosechar laureles.
Morena debe convencer a los electores de que, más pobres, aumentos de los principales básicos, de combustibles, la falta de medicamentos, el aumento de la violencia, etcétera, es el “cambio verdadero”.
