La extraordinaria levedad con la que gobierna el presidente Andrés Manuel López Obrador no solamente es el sello de su presidencia, ya hoy su polpotismo es el mayor problema que enfrenta la nación.
Desapego al deber, ligereza para abordar temas de la mayor importancia para el Estado, juicios sumarios y retahílas de insultos contra quienes constitucionalmente está obligado a respetar y otorgar la presunción de inocencia.
Así como Pol Pot llevó a Kampuchea a la extrema pobreza y costó millones de vidas, el obradorismo ya navega con una sobremortalidad de más de 700 mil personas y una economía en estanflación.
Se llama polpotismo a una forma de populismo de izquierda basada en el chovinismo y la xenofobia, y que considera que está contaminado todo o todos los que tengan raíces económicas, sociales o culturales del capitalismo.
Pol Pot culpaba de la miseria en que vivía Kampuchea a las naciones colonialistas y en su intento de purificación hizo que la población urbana se reubicara a fuerza en el campo, y quebró la maltrecha economía.
López culpa de la pobreza al sistema económico de libre empresa y libre mercado, y en su intento de purificación y regreso al pasado, ha ocasionado graves daños a la economía y la vida de millones.
Igual que López Obrador, Pol Pot hacía una apología de la pobreza, de la producción con herramientas ancestrales y utilizó los bienes de la nación para empobrecer a la nación, algo que pasa ya en México.
López, no conforme con detentar el poder con absolutismo de monarca de la ilustración, exige de los mexicanos una “lealtad ciega” a su gobierno, y cuando le conviene, reclama sus derechos de ciudadano.
En pocas palabras, el Presidente gusta de chiflar y comer pinole, quiere mamar y dar de topes y el lema británico para el monarca: “Duty before self”, el deber antes que uno mismo, no se hizo para él.
Su lema: no mentir, no robar y no traicionar, más que verdad amarga resultan una burla, porque ha mentido como ningún otro, ha robado bienes públicos tangibles e intangibles y ha traicionado hasta a su misma presidencia.
Para dibujar la realidad alterna en la que parece vivir, día tras día esboza al país de nunca jamás y lo usa de señuelo para evitar que sean vistas las patentes de corzo que ha otorgado a toda su progenie.
El mundo de López es el imaginario de un México fundado antes que el planeta, una Mesoamérica donde pastaban los mamuts y donde los pueblos originarios eran una sola raza pacífica y homogénea.
La frivolidad al tomar decisiones de trascendencia o el elegir temas falaces para imbuir una agenda informativa, y trastocar el consciente colectivo calificando de reales situaciones hipotéticas, es claramente un fraude
El abuso de autoridad es notorio en sus conferencias de prensa con cargo al erario, donde discurre una retahíla de embustes, y hace juicios sumarios de gobiernos, entidades o personas a quienes por deber debería respetar.
El abuso de autoridad es un sello frecuente en su administración; lo hubo al cancelar el aeropuerto en Texcoco y endilgar al erario una deuda privada, lo hay al utilizar el aparato procurador de justicia en venganzas.
El Código Penal Federal equipara al robo “el apoderamiento o destrucción dolosa de una cosa propia mueble, si ésta se halla por cualquier título legítimo en poder de otra persona y no medie consentimiento”.
El macuspano diariamente comete delitos que ameritan Juicio Político con acción penal, como atacar a las instituciones democráticas y a la forma de gobierno republicano, representativo, federal.
Igualmente viola los derechos humanos y apoya a personas y gobiernos que los violan, además ataca la libertad de sufragio, usurpa funciones, omite deberes en perjuicio de vidas y haciendas.
Y perpetra violaciones sistemáticas y graves a los planes, programas y presupuestos de la Administración Pública Federal, y del uso de bienes a su cargo para defender a sus tripones, luego hablamos.
