Liberales y conservadores: las identidades

La encuesta indica que los entrevistados liberales tienden a ser más jóvenes y más escolarizados, mientras que los conservadores tienden a ser de mayor edad y de menor nivel educativo.
26/06/2020

Una nueva versión de una vieja división política se está gestando en México: la pugna entre liberales y conservadores. Quien está reactivado los términos es el Presidente, al diferenciarse como liberal y llamando conservadores a sus opositores. ¿Hasta qué punto están arraigando estas etiquetas políticas en el electorado mexicano?

La respuesta tiene por lo menos tres aspectos a considerar en las encuestas: uno es el sentido de identidad que evocan esas etiquetas: qué tanto los mexicanos se identifican como liberales o conservadores. El segundo es el significado que se les da: qué se entiende por liberal y conservador, y si eso tiene implicaciones en preferencias de política pública o proyecto de nación. El tercero es la conexión con el voto, si los liberales votan de una manera y los conservadores de otra. Me ocupo hoy del primer aspecto, las identidades, y espero retomar los significados y la conexión con el voto más adelante.

En Estados Unidos, la base electoral demócrata ha sido liberal por varias décadas, y la republicana, conservadora. No es accidental, refleja la continua movilización de esas etiquetas en la política norteamericana. La reciente encuesta New York Times/Siena College confirma esa división rumbo a las elecciones de noviembre, aunque Trump luce debilitado entre los conservadores light. En Neither Liberal Nor Conservative (Chicago 2017), los politólogos Kinder y Kalmoe nos recuerdan que el presidente Roosevelt introdujo el termino “liberal” al discurso político en su país, refiriéndose así a su partido y al New Deal, para diferenciarlo de las políticas progresistas previas y para defenderse de los ataques que calificaban a sus programas como anti-americanos. A los republicanos les tildó de conservadores. Eso sugiere que las etiquetas políticas y sus significados no son del todo fijos y estáticos, sino que son políticamente adaptables, y pueden ser una fuerte base de identidad sociopolítica.

Cuando el presidente López Obrador habla de liberales y conservadores, marca una línea divisoria, un “nosotros contra ellos”, y al hacerlo continuamente va fraguando una identidad, un sentido de pertenencia a un bando u otro. En la más reciente encuesta nacional de El Financiero casi tres cuartas partes (74%) de los entrevistados adoptaron alguna de esas dos etiquetas: el 41 por ciento se considera liberal y el 33 por ciento conservador.

Es un alto de nivel de identificación, pero eso no quiere decir que todos lo entiendan igual, o que tengan la misma intensidad o estructuración. Lo que indica es que esas etiquetas sí tienen un amplio alcance entre los mexicanos hoy en día y sí son un referente de identidad política. Para eso es la pregunta, para captar un sentido de identidad. Ya en otra ocasión (Los conservadores, 28 diciembre 2018) habíamos visto que las actitudes conservadoras en México pueden ser proporcionalmente más grandes, dependiendo del tema, por lo que aún quienes se dicen liberales podrían expresar alguna actitud conservadora y viceversa. Habrá que ver hasta dónde la identidad se relaciona con la convicción.

Por lo pronto, la encuesta indica que los entrevistados liberales tienden a ser más jóvenes y más escolarizados, mientras que los conservadores tienden a ser de mayor edad y de menor nivel educativo. Geográficamente, la zona más liberal es el centro del país, y la más conservadora es el sur. Esto sugiere que las identidades políticas no están vacías, las respaldan el perfil social y las experiencias políticas que eso implica.

Dejo pendiente discutir los significados y la conexión con el voto. Respecto a lo primero, es factible que esta división política refleje un poco la influencia del vecino país del norte. Pero habrá que buscar también en la herencia del conflicto liberal-conservador mexicano del siglo 19 (v.g. tolerancia religiosa, Estado laico, libertad de expresión, separación de poderes, federalismo, estado de Derecho, igualdad vs. privilegios, entre otros), y en una versión más actualizada bajo la óptica de los temas de hoy (v.g. derechos de minorías, derechos de la mujer, migración, cambio climático, entre otros). Respecto a lo segundo, el Presidente no está errado en movilizar estas etiquetas políticamente: sí hay un amplio mercado para ello. Por eso hay que entenderlas.

amoreno@elfinanciero.com.mx



ALEJANDRO MORENO es profesor del Departamento de Ciencia Política del ITAM y vicepresidente de la World Values Survey Association. Actualmente es Consultor/Director de Encuestas y Estudios de Opinión de El Financiero.Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de Mobilnews.mx.

Las opiniones expresadas por el autor no reflejan necesariamente el punto de vista de MOBILNEWS.MX

Más artículos del autor

Contenido reciente