Las encuestas sobre intenci贸n de voto en Estados Unidos han venido mostrando una contienda muy cerrada: la ventaja que tuvo Kamala Harris parece haberse evaporado, mientras que los pron贸sticos han comenzado a favorecer a Donald Trump.
Como encuestador, uno espera, desea, que las encuestas salgan bien en sus estimaciones. No obstante, el peso de 2016 y las fallas de 2020 dejaron amplias dudas acerca de si los sondeos est谩n efectivamente midiendo bien.
En 2016, los sondeos, sobre todo en estados competidos, alimentaron una pl茅tora de pron贸sticos y proyecciones a favor de Hillary Clinton, mientras que en 2020 sobreestimaron el apoyo a Joe Biden.
En este 2024 falta muy poco para que sepamos qu茅 tan exactas resultan las estimaciones de las encuestas. No obstante, en la recta final han surgido acusaciones de que el campo trumpista ha estado inflando los sondeos a favor del magnate y que su ascenso en las preferencias pudiera ser m谩s un artificio propagand铆stico que un hecho real.
Dif铆cil saberlo, pero es una acusaci贸n de que hay encuestas partidistas que no est谩n dando una visi贸n confiable acerca de lo que est谩 sucediendo.
Un estratega pol铆tico del lado dem贸crata ha estado posteando en la red social X este tipo de acusaciones, se帽alando un n煤mero creciente de encuestas y sondeos de afiliaci贸n republicana que est谩n inflando a Trump, y que, como consecuencia, los diversos promedios y proyecciones le dan muchas m谩s probabilidades hoy de ganar que hace algunas semanas.
El asunto vino a mi atenci贸n a trav茅s de la comunidad de WAPOR, la Asociaci贸n Mundial de Investigadores de Opini贸n P煤blica que presid铆 hace diez a帽os, donde se plante贸 la preocupaci贸n de si efectivamente hay o no este grado de manipulaci贸n de los sondeos y de c贸mo eso puede impactar en la credibilidad de los mismos.
Lo interesante de la acusaci贸n no estriba en si hay o no encuestas partidistas, las cuales siempre las ha habido en ese pa铆s y de manera m谩s o menos abierta. Lo que llama la atenci贸n es que se se帽ale una estrategia de la campa帽a trumpista para no solamente dar la impresi贸n de ser el probable ganador, sino tambi茅n de justificar un posible fraude, en caso de no resultar favorecido por el voto del Colegio Electoral.
En otras palabras, y parecido a lo que hemos se帽alado en el caso mexicano, la contienda en Estados Unidos ha tomado un tinte encuestoc茅ntrico, con el cual se busca influir no s贸lo en las preferencias, sino en el ambiente, en la narrativa, en el imaginario y en las acciones y discursos despu茅s de la elecci贸n.
Y vaya que el electorado norteamericano est谩 preocupado acerca de lo que puede pasar luego de las elecciones. De acuerdo con una encuesta de AP-NORC (Associated Press y National Opinion Research Center, en la Universidad de Chicago), s贸lo 33 por ciento de las personas entrevistadas cree que Trump aceptar谩 los resultados de la elecci贸n, aun si las pierde. Seg煤n el estudio, casi la totalidad de simpatizantes del Partido Dem贸crata cree que Trump va a rechazar los resultados si no le favorecen. La creencia mayoritaria es que Trump no reconozca un eventual triunfo de Harris.
Por otro lado, 7 por ciento de dem贸cratas cree que su candidata s铆 conceder铆a en caso de perder, mientras que 39 por ciento de republicanos cree que no lo har铆a.
Adem谩s, el sondeo indica que 76 por ciento de electores manifiesta preocupaci贸n de que pueda haber violencia poselectoral con el fin de revertir los resultados.
Hay incertidumbre, hay tensi贸n, y hay mucho en juego... y las encuestas est谩n, como en cada elecci贸n, en la mira de muchos.
Entre las primeras cosas que suelen decirse al saberse los resultados de las elecciones es 鈥榮e equivocaron las encuestas鈥, si es el caso.
Pero en el caso contrario, es decir, de que sean lo suficientemente exactas en sus estimaciones, pocos suelen decir que las encuestas estuvieron bien. La suerte poselectoral de las encuestas es asim茅trica. Se magnifican sus errores, mientras que sus aciertos y exactitud pasan a un segundo plano.
Ya veremos el martes qu茅 sucede. De nuevo, como encuestador espero que las encuestas en su conjunto salgan bien libradas de esta interesant铆sima y crucial contienda electoral. Y digo en su conjunto porque, aunque algunas suelen ser m谩s exactas que otras, por lo general la suerte de las encuestas, en plural, se asocia m谩s con las que salen mal que con las que salen bien. Veremos tambi茅n si esta asimetr铆a persiste.