El lunes 20 de julio se abrieron al público los datos de la séptima ronda de la Encuesta Mundial de Valores (WVS), que consiste en muestras nacionales de 77 países completadas entre 2017 y 2020, incluidas las que se hacen en cooperación con el Estudio Europeo de Valores (EVS). El estudio WVS inició con una primera ronda de encuestas a principios de los años ochenta, y se ha repetido en seis olas subsiguientes, siendo esta séptima la más grande en cuanto a número de países dentro de una misma ronda. Los datos, las fichas técnicas, los cuestionarios en sus diversos idiomas y otros materiales sobre este ambicioso proyecto de investigación se pueden consultar en www.worldvaluessurvey.org.
Para celebrar este acontecimiento me pareció pertinente analizar algunos datos de México, en particular una de las actitudes que ha sido de gran interés político: el apoyo a la democracia. En la WVS se pregunta a la gente si considera que tener un sistema político democrático es bueno o malo. Las respuestas “bueno” suelen tomarse como un indicador de apoyo popular a la democracia.
En México, el porcentaje efectivo de apoyo a la democracia era 79 por ciento en 1996, 87 por ciento en 2000, 86 por ciento en 2005, 84 por ciento en 2012 y 76 por ciento en 2018. Ha habido algunas variaciones pero, en general, el apoyo popular a la democracia a través de esa pregunta ha sido mayoritario durante los últimos 25 años. No obstante, esas cifras incluyen gente que apoya a la democracia pero que no expresa actitudes democráticas en otras preguntas. Si consideramos el apoyo a la democracia liberal las cosas cambian.
Una democracia liberal tiene ciertos rasgos que elevan la exigencia en su conceptualización y posiblemente en su apoyo popular. Para elaborar un índice de apoyo a la democracia liberal consideré siete aspectos medidos en la encuesta: 1) el apoyo a la democracia en genérico, que ya se mencionó; 2) la importancia que cada mexicano da a vivir en una democracia; 3) si consideran algunos aspectos como esenciales para la democracia, como las elecciones, 4) la igualdad política de las mujeres y 5) los derechos civiles. Y consideré dos últimos aspectos poniendo énfasis en el rechazo, más que en el apoyo: 6) la actitud hacia un líder fuerte que no se tenga qué molestar con contrapesos legislativos o electorales, y 7) el apoyo a un gobierno militar.
El indicador resultante de agregar esos siete aspectos lo agrupé en tres categorías de apoyo a la democracia liberal: alto, medio y bajo. Todas esas preguntas se repiten sólo en los últimos tres levantamientos, por lo cual la comparación es de 2005, 2012 y 2018.
Según los resultados, el alto nivel de apoyo a la democracia liberal ha bajado dramáticamente, de 43 por ciento en 2005, a 32 por ciento en 2012 y a 21 por ciento en 2018. Por el contrario, el nivel bajo de apoyo a la democracia liberal se duplicó, al pasar de 14 por ciento en 2005 a 30 por ciento en 2018. Esto refleja movimientos en los distintos indicadores, no en alguno en particular, incluida una disminución en la creencia de que las elecciones, la igualdad política y los derechos civiles son esenciales para la democracia, y un aumento en el apoyo a un liderazgo fuerte sin contrapesos.
Considero que esta reducción en el apoyo a la democracia liberal es una mala noticia para México, porque dicho apoyo se relaciona con muchos otros aspectos que caracterizan a una cultura política democrática. Según la encuesta, quienes expresan un alto nivel de apoyo a la democracia liberal valoran más la tolerancia, la diversidad y la equidad de género; además, expresan mayores niveles de confianza social y política, un mayor sentido de libertad y un mayor rechazo a la violencia. El alto apoyo a la democracia liberal se relaciona con valores y actitudes prodemocráticas, mientras que el bajo apoyo se conecta con actitudes menos democráticas, por no decir autoritarias.
La medición de 2018 fue previa a las elecciones, y refleja en cierta medida el creciente desencanto político durante el sexenio anterior. Será muy interesante ver en futuros estudios de la WVS cómo evoluciona este indicador durante el gobierno de López Obrador. Por lo pronto, hay que prender los focos de alerta: el apoyo de los mexicanos a la democracia liberal sufrió una fuerte caída.