Guardo el vivo recuerdo de la noche de la jornada electoral del 2015 en la que Jaime Rodríguez, el candidato independiente a la Gubernatura de Nuevo León, celebraba desde temprano su victoria, avalada en las urnas con más de un millón de votos de los nuevoleoneses. Sin duda, ha sido el candidato a gobernador más favorecido por los electores en la era política moderna del estado.
“El Bronco”, como se le conoce coloquialmente, saludó en la noche a sus simpatizantes que por miles abarrotaban la Macroplaza, luego cruzó la calle Washington y entró a la redacción del periódico El Norte que en ese momento hervía de reporteros, editores, diseñadores, correctores, fotógrafos, etc, quienes cubrían esa histórica jornada. La enorme prensa aguardaba silenciosa, como una gran mamá elefanta, la hora en que empezaría a caminar.
Apenas entró al patio del quinto piso, cubierto por una enorme pirámide de cristal, Jaime fue recibido con una ovación, gritos y aplausos de muchos reporteros y editores, emocionados por haber sido testigos de la historia. Se justificaba la euforia de los periodistas, a pesar de la preocupación de los directores por la “imparcialidad”, en la enorme sed de cambio, de justicia y por enderezar el barco de un gobierno estatal que parecía extraviado.
Ante tal ovación, Jaime atinó a bromear con Alejandro Junco Jr (de la familia propietaria), al saludarlo de mano y abrazo, diciendo que parecía que había llegado a una “casilla especial”, ante lo cual todos sonrieron. Todo era buen humor, la atmósfera era de celebración de una jornada electoral limpia, de júbilo para el candidato ganador y ese sentido del deber cumplido para el periódico y sus periodistas, pues la cobertura de la campaña había sido una montaña rusa de acontecimientos y vuelcos entre las posibilidades de los candidatos.
Seis años después, no hubo fiesta de despedida en la Macroplaza por los seguidores de Jaime, ni visita jubilosa a la redacción en la calle Washington. No hubo cabalgata de clausura, como aquella que hizo “El Bronco” desde el Río Santa Catarina hasta las puertas del Palacio de Gobierno el día de su inauguración. Los periodistas siguen empeñados con investigación y crítica, le señalan puntos oscuros a la administración saliente y el peso de la cobertura se vuelca, en todos los medios de comunicación, al Gobernador electo Samuel García.
Jaime se regresa a su rancho en García, NL, en lo que parece el fin de su trayectoria política. Para la historia queda hacer el balance de su administración, la primera de un gobernador independiente, y la tercera transición de poder en Nuevo León si contamos la de 1997 de Fernando Canales, candidato ganador del PAN, como la primera.
La cuarta alternancia, la de Movimiento Ciudadano en la Gubernatura estatal junto con la Presidencia Municipal de Monterrey (Luis Donaldo Colosio Jr.), llega también en un ambiente festivo de renovación generacional, pues el nuevo gobernador y el flamante alcalde Monterrey son treintañeros. Viven igualmente una luna de miel con los medios de comunicación que no tardará en disiparse una vez que estén instalados en el poder, esa piedra de limar que doma a cualquier hombre o mujer a su arbitrio.
No sé qué siga después de Samuel, cuando en 2027 concluya su ciclo como gobernador. El gran pendiente para Nuevo León, la quinta alternancia, es decir, la llegada de una mujer a la Gubernatura, sigue siendo una expectativa insatisfecha. Recuerdo que le dije alguna vez a María Elena Chapa, hace años cuando ella estaba en actividad política, que si se lanzaría a buscar la candidatura, y me contestó: “no hay ahora posibilidades para que llegue una mujer”.
Si Jaime Rodríguez se midió contra el legado de Rodrigo Medina en la gubernatura, a Samuel García le tocará hacer lo mismo en contraste con “El Bronco”; obtuvo menos votos que él, pero ha levantado iguales expectativas de cambio. Samuel tiene una vida política por delante, a menos que la eche a perder con una mala gestión en Nuevo León, así que, a diferencia de Jaime que ya pasa a retiro, no puede darse el lujo de hacer un papel mediocre o fallar.
Los votos ya hablaron. Que actúe ahora el nuevo gobernador.
