Actualidad de Vidaurri

Rogelio Ríos

MIRADA AL MUNDO
Acusar de “traición a la patria” a la oposición “conservadora”, como lo hizo Juárez y hoy lo hace López Obrador, es utilizar el lenguaje de la Historia Oficial y aceptar la narrativa escrita mañosamente por los vencedores.
19/08/2022

A lo largo de la lectura de “Los confines del fuego. Diarios de Santiago Vidaurri”, la magistral novela de Hugo Valdés, recordé muy agradables pláticas del pasado con Artemio Benavides, Federico Garza Martínez y Sergio Elías Gutiérrez sobre el tema eterno de Nuevo León, su relación con el Altiplano, el federalismo y, desde luego, Santiago Vidaurri.

Me sentaba en el desayuno a escucharlos hablar con entusiasmo e intensidad, al terminar sus comentarios en Radio NL en el programa “En Voz Alta”, sobre esa parte de la historia de Nuevo León tan compleja que sus consecuencias se viven hasta el presente: debatir sobre Vidaurri es un tema del siglo 19 que se aplica perfectamente bien a lo que ocurre en este 2022.

Bueno, así me hizo sentir la lectura de “Los Confines” al avanzar en sus páginas, como si estuviera de nuevo en esas legendarias mesas de almuerzo y café en el San Carlos, pero ahora con Hugo Valdés de invitado.

El texto lo denomina el autor como “novela histórica” porque es la forma que creyó más apropiada para presentar los dos diarios que escribió Don Santiago y que sobrevivieron al final trágico de su vida, en manos de la familia Wright que lo refugió en la Ciudad de México en sus últimos días.

De esa manera, se abren muchas posibilidades tanto para el ensayista apasionado por la historia como para el novelista que construye (¿o reconstruye?) minuciosamente al personaje histórico utilizando sus palabras originales, pero en la narrativa del escritor.

No se sabe, y eso es parte del encanto de la novela, en donde termina el personaje y empieza el escritor. No saberlo a ciencia cierta revela a los lectores el poderoso influjo de la ficción que ayuda a poner en la mejor perspectiva a la realidad.

Se nota en el texto un trabajo de años y años de revisión, búsqueda en archivos, intercambio con editores, por parte del autor. Lo noté también al acudir a la segunda presentación del libro el día 4 de agosto (la primera presentación había sido en 2021 de manera virtual) en el patio del antiguo Palacio Municipal (en compañía de los escritores Ofelia Pérez Sepúlveda y Alejandro Vázquez Ortiz), en donde Valdés abundó sobre la documentación necesaria para escribir su novela y su necesidad de encontrar un equilibrio entre la voz de Vidaurri y la suya propia.

Además de adentrarme en el relato como lector, la vena periodística no dejaba de señalarme una impresionante vigencia de los argumentos de Vidaurri sobre la tensión entre Nuevo León y la Federación, por ejemplo, en este pasaje extraído del Segundo Diario: “Cuando subía Patricio Milmo a la torre para admirar el paisaje conmigo (en la finca Catujanes), reflexionaba sobre lo que sentiría un irlandés proveniente de un reino que avasallaba a su tierra al ver cómo el centro quería enseñorearse de Nuevo León. Irlanda no se aceptaba colonia de Inglaterra, como tampoco el norte se sometía al gobierno de México. Los fronterizos éramos, así fuera virtualmente, un país dentro del otro. Por lo que me había dicho, entré en la cuenta de que Irlanda y mi región se asemejaban mucho: ambas significaban quizá separatismo o, más bien, un anticentrismo declarado”.

Otro extracto del mismo Segundo Diario me cautivó: “Juárez vio en la Constitución el equivalente de las Tablas de la Ley y él se tuvo como su Moisés redivivo: abrazó con insania un poder del que sería difícil que se apeara, según el modo en que se retrodegradaba hoy la cosa pública. Entendió el mandato civil como algo sagrado: por eso se conducía como el rey de un país por el que no aventuró nada, escudándose en su retórica de la sencillez y la austeridad republicanas: por eso su procesión taimada: el solemne carnaval de Juárez: ese cundir como miasma inervándose en el país para hacerse el muy querido: como si un presidente, para legitimarse, necesitara siempre del aplauso público”.

Después de leer “Los Confines” es inevitable recuperar a Vidaurri como una voz plenamente vigente en el debate público actual sobre Nuevo León. Acusarlo de “traición a la patria” (como hace hoy, por ejemplo, el presidente López Obrador a la oposición “conservadora”) junto a Miramón, Mejía y quienes fueron derrotados por los republicanos, es utilizar el lenguaje de la Historia Oficial y de libro de texto y aceptar la narrativa escrita mañosamente por los vencedores.

En este sentido, la novela de Hugo Valdés, y su ensayo y escritos previo sobre Vidaurri, nos ayudan a recuperar su voz y la de su tiempo y circunstancia, así como a terminar de demoler la narrativa escrita como cuento de hadas de los triunfantes.

“Yo sólo esperaba que tras recibir el disparo final mi voz sobreviviera para dar cuenta de cómo viví, bien o mal, aquel tiempo”, anhelaba Vidaurri: Ya escuchamos su voz a través de la novela de Hugo Valdés.

Valdés, Hugo. “Los confines del fuego. Diarios de Santiago Vidaurri”. México: Consejo para La Cultura y las Artes de Nuevo León y Editorial AN-ALFA-BETA, 2021, 1a edición, 325 pp.

Rogelio.rios60@gmail.com



ROGELIO RÍOS estudió Relaciones Internacionales y es periodista de opinión sobre México y el mundo.  Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de Mobilnews.mx.

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