EFE
Bangkok/Oddar Manchey, 10 Dic.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha afirmado que llamará a los lÃderes de Tailandia y Camboya, que han vuelto a enfrentarse en la frontera, la mayor escalada desde julio de un histórico conflicto que ahora deja más de una decena de fallecidos y medio millón de desplazados.
"Mañana tendré que hacer una llamada telefónica", dijo Trump en un acto polÃtico en el estado de Pensilvania (siendo aún martes en EU), después de hablar de los nuevos enfrentamientos entre los Ejércitos de ambos paÃses, que comenzaron el domingo y han sido agravándose hasta hoy.
Entre aplausos de simpatizantes, el mandatario afirmó que hará las llamadas a los dirigentes de sendos paÃses y detendrá una guerra "entre dos paÃses muy poderosos", en alusión a Tailandia y Camboya, ambos en vÃas de desarrollo y afectados por las medidas proteccionistas de Trump.
El conflicto territorial entre las dos naciones, que comparten más de 800 kilómetros de una frontera cartografiada por Francia, cuando ocupaba lo que ahora es Camboya (entonces Indochina), afecta a varios templos hinduÃstas que ambos paÃses consideran parte histórica de su nación y emerge de forma esporádica.
Trump se vanagloria de haber mediado y puesto fin -momentáneo- a la última oleada fuerte de violencia el pasado julio, cuando en pocos dÃas medio centenar de personas murieron por unos enfrentamientos que ambas partes se acusaron de empezar, y que costó el liderazgo a la entonces primera ministra, Paetongtarn Shinawatra.
Si bien el republicano anunció con grandilocuencia un "Acuerdo de Paz" junto al camboyano Hun Manet y al sustituto de Shinawatra, Anutin Charnvirakul, durante una cumbre del Sudeste Asiático el pasado octubre en Kuala Lumpur, ya entonces la vaguedad del mismo y su escasa afectación en los asuntos territoriales que enfrentan a las naciones hizo prever que no surtiera efecto a largo plazo.
Unos dos meses después, los Ejércitos han vuelto a enfrentarse en algunas de las mismas zonas fronterizas que en julio, sin claridad en cuanto al detonante y entre acusaciones mutuas de haber comenzado el conflicto, cuando ambos Gobiernos apelan al patriotismo mientras atraviesan crisis de credibilidad por distintos motivos.
MUERTOS, HERIDOS Y DESPLAZADOS
Este miércoles, continuaron los enfrentamientos, con un saldo de al menos 13 fallecidos y más de 100 heridos.
En Camboya, el total de civiles fallecidos subió hoy de siete a nueve, con medio centenar de heridos, dijo a EFE el ministro de Información, Neth Pheaktra.
Aunque Nom Pen no publica el número de militares afectados, medios locales reportan al menos dos soldados fallecidos, dato no confirmado oficialmente.
En Tailandia, el Ejército confirmó que otro de sus miembros falleció por ataques camboyanos, lo que eleva a cuatro el total de muertos en el paÃs, todos militares.
Asimismo, al menos 68 personas resultaron heridas en el lado tailandés de la frontera desde el domingo, cuando empezaron las refriegas por las que más de 400.000 ciudadanos han tenido que abandonar sus hogares en Tailandia, y cerca de 128.000 en Camboya.
Touch Run, agricultor y soldado jubilado de 58 años, es uno de ellos.
"No sé cuándo podré regresar a casa", dijo este miércoles a EFE desde un templo en el que se refugia de la provincia de Oddar Manchey, que linda con Tailandia y es parte del área en el que, desde el domingo, se enfrentan batallones de ambos paÃses.
El hombre se encontraba trabajando en sus cultivos de arroz, cerca de la frontera con Tailandia, cuando al amanecer del lunes comenzó a escuchar los ataques.
"Recogimos rápidamente nuestras pertenencias y huimos. Antes del ataque, las autoridades (camboyanas) ya nos habÃan advertido que estuviéramos preparados y alerta, y que, si algo ocurrÃa, debÃamos retirarnos a zonas seguras", apunta Touch, quien el pasado julio ya tuvo que abandonar su casa por los combates fronterizos.
Al otro lado de la divisora, en la provincia tailandesa de Surin, un monje budista sostiene en la palma de su mano un trozo de metralla arrojado por el impacto de un proyectil cerca de un templo.
La metralla "se esparció por todo el techo (...) En ese momento (del impacto) estaba barriendo los terrenos del templo", recuerda el religioso, quien asegura que los restos también golpearon algunas casas cercanas.
Guarecida dentro de un bloque de cemento que hace las veces de búnker, una aldeana tailandesa también conserva un fragmento de metralla tras una explosión sucedida en la mañana del martes.
"Cayó dentro del templo", afirma, mientras los disparos continúan a poca distancia.