Mientras se dirime en el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos el conflicto que ocasionó la suspensión de relaciones diplomáticas entre México y Ecuador, yo no me distraigo: al momento, el conteo de homicidios dolosos supera las 183 mil víctimas. Al gobierno de López Obrador se le señalará como el sexenio con más homicidios dolosos de la era contemporánea, probablemente arriba de los 200 mil asesinatos.
Cada día que el presidente patriotero se envuelve en la bandera nacional y desde sus conferencias matutinas acusa con dedo de fuego al gobierno ecuatoriano, a los Estados Unidos y a Canadá de confabularse en su contra y atacar la soberanía nacional, yo no me distraigo: las personas desaparecidas en México (más de 100 mil) son una tragedia de dimensiones incalculables que las generaciones futuras de mexicanos nos reclamarán airadamente: ¿cómo fue posible que esto sucediera?
Con cada andanada retórica de la candidata morenista Claudia Sheinbaum en el debate del domingo 7 de abril al describir una realidad alterna con la que trataba de disimular la violencia que nos ahoga, con cada cifra mentirosa y cada pregunta y cuestionamiento evadido, yo no me distraigo: las acusaciones de negligencia y corrupción en los casos del Colegio Rébsamen y la Línea 12 del Metro que la involucran de cerca (la protección e impunidad para la directora Florencia Serranía, por ejemplo), son lápidas por las cuales deberá rendir cuentas ante la justicia.
Cada día que pasa en que líderes de opinión y periodistas afines y comprados por el gobierno de López Obrador difunden información falsa, distorsionada y confusa; cuando atacan a periodistas, activistas y organizaciones de la sociedad civil que se enfocan a luchar por la transparencia de la información, yo no me distraigo: México es el país más peligroso para ejercer el periodismo excepto por las zonas de guerra, según las organizaciones Reporteros Sin Fronteras y la Sociedad Interamericana de Prensa; durante el actual sexenio han sido asesinados 43 periodistas (y más de 160 desde el año 2000, según articulo19.org) y muchos más amenazados por el crimen organizado y acosados en sus lugares de trabajo.
Cuando se difunden entre analistas morenistas cifras alegres sobre lo bien que va la economía nacional, la paridad peso-dólar, las inversiones extranjeras y que vivimos casi en el pleno empleo, yo no me distraigo: aproximadamente el 60 por ciento de la Población Económicamente Activa trabaja en la informalidad, las remesas superan los 50 mil millones de dólares como señal ominosa de la migración de muchos mexicanos a Estados Unidos, ha aumentado el número de millones de mexicanos que viven en la pobreza extrema, y las obras insignia del presidente López Obrador (además de Pemex) han provocado un pavoroso gasto público improductivo que pudo haberse empleado de mejores y beneficiosas maneras para la población.
Al enfrentar una elección presidencial rodeada por la violencia y el asesinato y ataques a candidatos de todos los partidos políticos, en donde presenciamos el espectáculo de los recursos públicos volcados sin pudor en apoyo de la candidata oficialista, la postulación de personajes de negro prestigio y la falta de mecanismos internos transparentes y equitativos de selección de candidaturas, yo no me distraigo: Claudia Sheinbaum fue escogida como candidata a la presidencia de la república por el presidente López Obrador en una reedición del legendario “dedazo” priista, ahora “dedazo de izquierda”. ¿Qué podemos esperar de ella y d Morena si gana la elección?
En fin, cada vez que escucho al presidente López Obrador evocar a Dinamarca como modelo a seguir por el sistema de salud pública mexicano y negar que haya desabasto de medicinas, fallas en clínicas y hospitales públicos, injusticias laborales con médicos y enfermeras, falta de vacunas para los niños y medicinas y tratamientos para los niños con cáncer, yo no me distraigo: será implacable algún día la rendición de cuentas ante la justicia del presidente y su gabinete de salud por el manejo de la pandemia de Covid 19 y la muerte en exceso de cientos de miles de mexicanos que se pudieron haber salvado con otros gobernantes al cargo.
Lo dicho: #YoNoMeDistraigo.