Tal vez a muchos lectores no les diga nada leer las siglas de la CEPAL: ¿Qué significan? ¿Por qué chocan con el Presidente Trump? No es en realidad una pelea directa, sino una confrontación de dos perspectivas opuestas sobre un mismo problema: ¿qué hacer con los migrantes y cómo evitar que tengan que salir de sus países de origen?
La CEPAL es la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (www.cepal.org), forma parte de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y está presidida por la mexicana Alicia Bárcena.
Desde hace décadas, la CEPAL ha promovido planes y políticas de desarrollo económico en América Latina, asesorando a gobiernos sobre las mejores estrategias y prácticas que los lleven a avanzar en su desarrollo económico. Ha sido un consultor útil, de buena fe y generoso con los países que la solicitan.
El 20 de mayo, Bárcena se reunió con el Presidente Andrés Manuel López Obrador y con Marcelo Ebrard, Secretario de Relaciones Exteriores en Palacio Nacional para entregarles el Plan de Desarrollo Integral para México, El Salvador, Honduras y Guatemala.
El Plan fue elaborado con sugerencias de las 16 agencias del sistema ONU que inciden en la migración y el desarrollo económico y busca promover crecimiento económico, inversiones, desarrollo social e infraestructura en las mayores zonas expulsoras de migrantes, notoriamente Honduras y El Salvador, cuidando en todo momento la sostenibilidad ambiental.
Propone, además, consolidar el Sistema de Interconexión Eléctrica de los Países de América Central y su conexión a México. A eso sumaría un gasoducto de 600 kilómetros desde el sur de México hasta Puerto Cortés, Honduras.
En fin, el Plan busca promover el desarrollo para que la migración sea una opción, no una obligación.
El 16 de mayo, el Presidente Donald Trump dio a conocer en La Casa Blanca una propuesta migratoria que busca cambiar la mezcla de criterios para aceptar migrantes: darle mucho más peso al “mérito” (educación universitaria o destrezas) que a la reunificación familiar, disminuir las visas humanitarias y seguir construyendo tramos de un muro fronterizo.
En la presentación del plan de la CEPAL a México en la CDMX no estuvieron presentes los representantes diplomáticos norteamericanos. En el evento en la Casa Blanca, no acudieron los diplomáticos mexicanos a escuchar a Trump.
Sin la participación de Estados Unidos, el Plan de México y la CEPAL para América Central no tendrá la misma fuerza. Sin la inclusión de México y la CEPAL en la elaboración de una propuesta migratoria del Presidente Trump, dicha propuesta carecerá de atractivo para México y los países centroamericanos. No hubo comunicación entre las partes, no se dio la empatía necesaria para abordar el problema migratorio centroamericano, tan complejo que requiere la participación y el entusiasmo de todos los países involucrados, desde Estados Unidos hasta Panamá. En lugar de eso, cada uno caminará por rutas distintas y encontradas. No se llamó el “Plan Trump-CEPAL-MÉXICO para América Central”, lo cual hubiera sido un logro sensacional y un avance importante hacia una solución integral.
El Plan México-CEPAL coloca los derechos humanos de migrantes y refugiados en el centro de todo el ciclo migratorio (origen, tránsito, destino y retorno).
Propone también políticas para atender a personas desplazadas por la violencia o los desastres naturales, como el huracán “Mitch” que en 1998 mató a más de 5 mil personas y devastó a Honduras.
El Plan busca, en conclusión, construir un espacio de desarrollo entre El Salvador, Honduras, Guatemala y México. Comprendo perfectamente que el Presidente Trump está en su derecho de tomar decisiones soberanas sobre los migrantes, pero si él o sus asesores le echan un vistazo al Plan CEPAL_México, ¿qué pero le pondrían? En lugar de eso, la migración desde América Central está alcanzando ya niveles de máxima tensión para México y Estados Unidos, ¿de veras no hay posibilidad de un acuerdo? Yo espero que sí.
