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M茅xico, 19 Ago.- Con el suave tintineo de las pulseras que acompa帽an sus oraciones, Ana Laura L贸pez, activista y fundadora del colectivo Deportados Unidos en la Lucha, recuerda los 15 a帽os que vivi贸 en Chicago, donde labor贸 en tiendas de segunda mano y en una f谩brica de dulces.
En su caso, estos empleos le permitieron mandar dinero a sus hijos en M茅xico y rentar un departamento para vivir con sus dos hijos menores y su pareja.
鈥淒ej茅 de trabajar un a帽o y medio, viv铆 de mis ahorros y me dediqu茅 a estudiar computaci贸n, termin茅 la preparatoria, fui voluntaria en varias organizaciones, incluida Arise Chicago, donde me pagaron unos cursos en la Universidad de Illinois y pues aprend铆 bastante sobre organizaci贸n comunitaria鈥, coment贸.
Con el celular en la mano, listo para mostrar las fotograf铆as que lo muestran a 茅l y a su hijo en Maryland, donde residi贸 14 a帽os, David Duarte, por su parte, evoca las ma帽anas y tardes alegres que pasaba en los restaurantes donde trabaj贸 a lo largo de su estancia en Estados Unidos.
鈥淓l primer restaurante en el que trabaj茅 fue en un Burger King que est谩 ah铆 en Lanham, entr茅 ganando 6.50 d贸lares la hora, pero realmente no me alcanzaba con lo que sacaba, yo ganaba un promedio de 600 d贸lares a la semana.
鈥淒espu茅s busqu茅 otro trabajo y encontr茅 en el Jasper鈥檚, ah铆 dur茅 13 a帽os y aprend铆 a cocinar, a hacer preparaciones, sopas, desserts, y uno de los due帽os abri贸 otro restaurante en Frederick y me dio la oportunidad como asistente de manager, ah铆 dur茅 cinco a帽os鈥, afirm贸.
Para estos so帽adores, la vida transcurr铆a entre su trabajo y sus hijos, donde el tiempo que ten铆an de esparcimiento, lo utilizaban para ir al cine, hacer ejercicio o simplemente descansar en sus hogares. Viv铆an la vida que su pa铆s de origen les hab铆a negado.
Sus hijos, por su parte, acuden a la escuela, dominan un nuevo idioma y salen a divertirse con sus amigos. Viven la vida digna que sus padres deseaban para ellos.
鈥淟os verdaderos 'dreamers' son los padres que se fueron en la b煤squeda de un sue帽o, un cambio en su condici贸n social y en la de sus hijos, y eso hay que reconoc茅rselos y los hijos los reconocen mucho.
鈥淓stos pap谩s y mam谩s para mantener a sus hijos, trabajan dos o tres veces al d铆a en empleos que s铆 tienen una mayor remuneraci贸n de la que pudieran tener en M茅xico, por eso se van鈥, asever贸 la coordinadora de Agenda Migrante, Eunice Rend贸n.
Los sue帽os no son eternos, y los so帽adores lo saben. Para ellos, la fantas铆a termin贸 el d铆a que les arrebataron su vida y los separaron de sus familiares, el d铆a que les recordaron que ellos no son bienvenidos ni indispensables.
El sue帽o hab铆a llegado a su fin, y los por qu茅 y el sinsentido tomaron su lugar.
鈥淟os primeros d铆as de mi deportaci贸n despertaba y pensaba que era una pesadilla, pens茅 que iba a despertar en mi casa con mi vida normal. Fueron d铆as de llorar mucho y me preguntaba 鈥樎縫or qu茅 hab铆an pasado as铆 las cosas, si yo ten铆a otros planes?鈥欌, recuerda Ana Laura mientras entrelaza sus manos.
Inesperado y humillante, as铆 fue el d铆a que Ana Laura jam谩s podr谩 olvidar.
鈥淵a ten铆a como cuatro a帽os trabajando con organizaciones, estaba muy bien, muy contenta, lo 煤nico que no pod铆a solucionar era mi estatus migratorio, entonces surge la idea de ir a M茅xico a arreglar mis papeles.
鈥淵o sab铆a que era arriesgado, pero decido hacer el viaje el 30 de septiembre de 2016, pero en el aeropuerto O'Hare de Chicago me estaban esperando dos agentes de Inmigraci贸n, no hab铆a redada ni nada. Me esperaban s贸lo a m铆.
鈥淓ntonces me detienen y me llevan a una oficina que tienen en el aeropuerto, toman mis huellas y aparecen mis ingresos del 2001 donde me detuvieron, y en un proceso bastante arbitrario y r谩pido, me sacan del pa铆s en el mismo vuelo que yo hab铆a comprado, pero ya con una penalidad de 20 a帽os de no poder regresar鈥, describe.
En la oficina del Servicio de Control de Inmigraci贸n y Aduanas (ICE), los agentes encontraron en el sistema las dos entradas previas que Ana Laura ten铆a cuando en el 2001 fue detenida y deportada al intentar cruzar la frontera en Tijuana; 鈥渁h铆 fue donde aprend铆 que esas no son agarradas, sino que las toman como deportaciones鈥, detall贸.
Sin embargo, para Gretchen Kuhner, directora del Instituto para las Mujeres en la Migraci贸n, AC (Imumi), el caso de Ana Laura es un ejemplo de una deportaci贸n violando el debido proceso, ya que no fue trasladada a un centro de detenci贸n para que tuviera la oportunidad de pelear su caso.
鈥淟a deportaci贸n violando el debido proceso consiste en que por ejemplo te agarran y luego luego te deportan, y t煤 dices 鈥榯engo el derecho de hablar con un abogado鈥 y no te dejan鈥, dijo.
Ana Laura confiesa que firm贸 un papel que le dieron los agentes de ICE aquel 30 de septiembre, 鈥渓a verdad me qued茅 en blanco no supe qu茅 hacer. En mi mente cre铆a que yo estaba firmando esos papeles para trasladarme al centro de detenci贸n, pero cu谩l fue mi sorpresa que me dicen 鈥榥os tienes que acompa帽ar鈥 y me llevaron de regreso al avi贸n.
鈥淣o me dijeron ni me dejaron preguntar nada. De vuelta en el avi贸n, le entregan a la sobrecargo de la aerol铆nea Volaris, mi pasaporte y le dan indicaciones. A m铆 me entregan unas hojas y paso a sentarme, estaba bastante confundida, aparte de que estaba muy avergonzada porque la gente se dio cuenta de todo; y pues me regresan a M茅xico en el mismo avi贸n鈥, narra.
Cuando el avi贸n de Ana Laura aterriz贸 en la Ciudad de M茅xico, la sobrecargo no la dej贸 descender del avi贸n. Hasta que llegaron las autoridades del Instituto Nacional de Migraci贸n (INM) y comprobaron que Ana Laura era mexicana, la dejaron ir.
鈥淟e llam茅 al pap谩 de mis hijos, me puse a llorar y le dije lo que hab铆a pasado.
--隆Te dije para qu茅 te ibas!, h谩blale a tus amigos en Chicago para que te ayuden.
-- Pues s铆, pero ya ser谩 ma帽ana --le contest茅, porque en lo que sal铆 ya eran casi la 8 de la noche y me dice: 鈥榩ues busca a tu familia鈥; 鈥榥o, no quiero buscar a mi familia, no quiero ver a nadie ahorita鈥欌, describi贸.
Luego de hablar con sus conocidos en Chicago, Ana Laura acudi贸 a las oficinas de la otrora Secretar铆a de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades (Sederec) y a la del Trabajo, para solicitar el seguro de desempleo y asesor铆a para saber qu茅 hacer, sin embargo, no encontr贸 el acompa帽amiento que esperaba.
鈥淔ue bastante dif铆cil sentirse solo y, a partir de mi experiencia, fue que surgi贸 mucha parte de lo que se hac铆a en el colectivo (Deportados Unidos en la Lucha), el recibimiento, el acompa帽amiento a tr谩mites y en el aspecto emocional. Esto es lo que de alguna forma tuve de parte de mis amigos鈥, dijo.
