Roma, 17 Sep (Notimex).- Con el cambio climático llamado a alterar notablemente la capacidad de muchas regiones del mundo para producir alimentos, se espera que el comercio internacional de productos agrÃcolas contribuya cada vez de forma más importante a alimentar al planeta, según un informe de la FAO.
Las reglas de comercio internacional establecidas con la Organización Mundial del Comercio (OMC) y los mecanismos más recientes contemplados en el Acuerdo de ParÃs para dar respuesta al cambio climático pueden apoyarse mutuamente, argumenta el informe “El estado de los mercados de productos básicos agrÃcolas, 2018 (SOCO)†publicado hoy.
Dijo que las polÃticas agrÃcolas y comerciales nacionales pueden necesitar un reajuste para ayudar a transformar los mercados mundiales en un pilar de la seguridad alimentaria y una herramienta para la adaptación al cambio climático.
Esto se debe a que el cambio climático afectará a la agricultura mundial de manera desigual, mejorando las condiciones de producción en algunos lugares e influyendo negativamente en otros, creando en el proceso grupos de “ganadores†y “perdedoresâ€.
La producción alimentaria en paÃses de latitudes septentrionales -muchos de los cuales sufren ya pobreza, inseguridad alimentaria y malnutrición-, será la más afectada, según el informe. Las regiones con climas templados, por otro lado, podrÃan ver consecuencias positivas a medida que el clima más cálido incremente la producción agrÃcola.
Según el director general de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), José Graziano da Silva, para evitar que las brechas económicas y de seguridad alimentaria entre paÃses desarrollados y en desarrollo se amplÃen aún más, “debemos garantizar que la evolución y expansión del comercio agrÃcola sea equitativa y trabaje a favor de la eliminación del hambreâ€.
“El comercio internacional tiene el potencial de estabilizar los mercados y redistribuir los alimentos de las regiones con excedentes a las deficitarias, ayudando a los paÃses a adaptarse al cambio climático y contribuyendo a la seguridad alimentariaâ€, escribió Graziano da Silva en su introducción al informe.
El documento resaltó que muchos paÃses dependen ya de los mercados internacionales como fuente de alimentos para cubrir sus déficits, ya sea debido a los altos costos de la producción agrÃcola (como en paÃses con tierras y recursos hÃdricos limitados) o cuando el clima u otros desastres naturales socavan la producción nacional de alimentos.
Por ejemplo, en Bangladesh, el Gobierno recortó en 2017 los aranceles aduaneros sobre el arroz para aumentar las importaciones y estabilizar el mercado interno, tras unas graves inundaciones que llevaron a un aumento de más del 30 por ciento en los precios minoristas.
Del mismo modo -Sudáfrica, tradicional productor y exportador neto de maÃz-, aumentó recientemente las importaciones para amortiguar el efecto de sucesivas sequÃas.
En general, el informe de la FAO señaló que unos mercados internacionales de alimentos libres, previsibles y equitativos son importantes para que el comercio ayude a respaldar la seguridad alimentaria y la adaptación climática.
Sin embargo, si bien unos mercados mejor integrados refuerzan la función de adaptación del comercio al cambio climático, para los paÃses que dependen ya en gran medida de las importaciones de alimentos, se profundizarÃa esa dependencia, señaló el informe. Por lo tanto, es importante tener en cuenta las prioridades y objetivos nacionales.
Más allá de las medidas de integración de mercados, el documento de la FAO recomienda gastar más en investigación y desarrollo y en servicios de extensión agrÃcola para alentar el uso de enfoques climáticamente inteligentes por parte de los agricultores.
Indicó que los gastos en programas ambientales y servicios ecosistémicos que reducen los efectos negativos de las emisiones de la agricultura, tampoco afectarÃan el comercio.
Especialmente en los paÃses en desarrollo amenazados por el cambio climático, el apoyo a los agricultores será clave para ayudarlos a ser competitivos y lograr un mejor equilibrio en las actividades de exportación e importación.
Asimismo, el informe resaltó que mientras que el rápido crecimiento del comercio agrÃcola entre 2000 y 2008 dio paso a contracciones en la etapa 2009-2012 y luego a un crecimiento lento desde entonces, el panorama general es que en términos de valor el comercio agrÃcola creció notablemente entre 2000 y 2016, pasando de 570 mil millones a 1.6 billones de dólares.
Gran parte de este incremento fue impulsado por la expansión económica en China, asà como por el aumento de la demanda mundial de biocombustibles.
Cabe destacar que el perfil de las economÃas emergentes en el comercio agrÃcola mundial ha crecido considerablemente, con un alza de los ingresos per cápita y una reducción de los niveles de pobreza.
Esto ha impulsado el consumo y las importaciones de alimentos y llevado a una mayor productividad agrÃcola, aumentando las exportaciones de alimentos, no solo a los mercados del mundo industrializado, sino también a paÃses del hemisferio sur.
De hecho, mientras que los grandes exportadores de alimentos tradicionales -como Europa o Estados Unidos- siguen siendo los principales exportadores agrÃcolas en términos de valor, los recién llegados están desafiando su supremacÃa.
Por ejemplo, entre 2000 y 2016, Brasil aumentó su participación en el comercio mundial de alimentos del 3.2 al 5.7 por ciento, China adelantó a Canadá y Australia para convertirse en el cuarto exportador agrÃcola más importante del mundo.
Indonesia y la India incrementaron sus exportaciones agrÃcolas lo suficiente como para situarse entre los diez mayores exportadores de alimentos del mundo (el 8º y 10º, respectivamente).
Durante el mismo perÃodo, la participación combinada en el valor total de las exportaciones de Estados Unidos, la Unión Europea, Australia y Canadá disminuyó en diez puntos porcentuales.